La imagen de María Auxiliadora es fácilmente reconocible gracias a que está en millones de hogares, colegios, parroquias e instituciones católicas. Es una de las advocaciones más populares y el icono que se conserva en la basílica en su honor en Turín ha ayudado a agrandar esta devoción.
El cuadro original se conserva tras el altar de la basílica de María Auxiliadora. Fue el propio Don Bosco quien ordenó pintar la majestuosa obra al pintor Tomás Lorenzone, que tardó tres años en completar la obra, y que siguió de manera precisa todas las instrucciones que el santo le dio sobre cómo debía representar a la Virgen.
El salesiano Jordi Latorre explica así la conocida pintura. “En el centro de cuadro aparece la Virgen María con el niño Jesús en brazos. A su alrededor están representados también el grupo de los Apóstoles, entre los que sobresalen san Pedro y san Pablo, los cuatro evangelistas, y algunos ángeles. Al pie de la Virgen aparece representada la Basílica y parte de la ciudad de Turín. El hecho de estar rodeada de los apóstoles, columna y fundamento de la Iglesia, la comunidad de los discípulos de Jesús, la califica como ‘Madre de la Iglesia’, en palabras del propio Don Bosco”, asegura.
De este modo, agrega que María y el Niño llevan túnicas y mantos, al estilo de la época barroca europea del siglo XVIII. Ambos llevan coronas y la Virgen, además, un cetro, como Reina de los apóstoles y de los ángeles. Alrededor de la cabeza de la Virgen, sobre el fondo del cielo dorado resplandecen doce estrellas blancas, haciendo referencia al Apocalipsis: “Vi en el cielo… una mujer vestida de sol, con la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas”.
Por otro lado, este salesiano señala que “los colores de los vestidos de la Virgen y del Niño están llenos de simbolismo: el Niño, Jesús, lleva una túnica dorada, signo de su divinidad, y un manto rojo, símbolo de su pasión humana en la cruz. Su madre, María, en cambio viste una túnica roja, símbolo de la persecución de la Iglesia cristiana a lo largo de los siglos, y un manto azul, símbolo de su destino final: el cielo, en la gloria del Reino de Dios”.
Y por último, concluye afirmando que “las coronas y el cetro quieren significar el carácter vencedor. En el libro del Apocalipsis de San Juan, el último libro de la Biblia, la mujer coronada de estrellas representa a la Iglesia, la comunidad de los discípulos de Jesucristo, que, está llamada a vencer y salir victoriosa de los múltiples obstáculos y persecuciones sufridos a lo largo de la historia”.
Fuente Religionenlibertad