El Cristo de la Corona fue titular de una hermandad aprobada en 1631 cuya misión era la de dar culto a una reliquia de la corona de espinas de Cristo que se conservaba en la Catedral de Sevilla.
La veneración a la corona de Cristo se remonta según la tradición al año 1239 en que el rey Luis IX de Francia, San Luis, la trajo de Tierra Santa a Paris, para la cual se construye la Sainte Chapelle, conservándose en la actualidad en Notre Dame, de donde pudo ser salvada en el incendio de 2019.
A Sevilla llega una espina de la Corona a fines del siglo XVI, siendo donada a la Catedral por el arzobispo Rodrigo de Castro en 1590.
Fuente FotosAntiguaSevilla