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Forges ilustró durante semanas sus viñetas cómicas con una cartela en la que se podía leer “Pero no te olvides de Haití”. El humorista gráfico pedía a sus lectores que no dejasen atrás esa necesaria ola de solidaridad tras el terremoto que asoló este país en 2010. Ese mismo mensaje parece haber tomado protagonismo en el mundo cofrade cuando faltan dos semanas para que sea Domingo de Ramos.
La falta de procesiones nunca ha sido impedimento para la imaginación de los cofrades. ¿No podemos salir a la calle? Podemos hacer cultos, dedicar tiempo a la formación (la hermana menor de este trío) y buscar recursos para mantener la caridad. Muchas hermandades han puesto en marcha repartos virtuales con los que conseguir fondos que, en una parte al menos, irán destinados a cuidar a los más necesitados.
Esto no acaba aquí, evidentemente. Tampoco empezó con esta realidad que nos invade. Ya se hacían acciones sociales destinadas a muchos colectivos que rodean a las corporaciones nazarenas. La pandemia ha servido como necesario golpe en la cara de muchos cofrades conformistas con lo vacuo. Por eso mismo asoma ya, para el próximo 10 de abril, una recogida de alimentos promovida por las cofradías sin precedentes: 29 hermandades y tres cadenas de supermercados distintas. Viñeros y Columna abrieron la veda y parece que va a ir a más tras Semana Santa.
Las hermandades se han adentrado en sus barrios y feligresías para conocer las realidades tan duras que nos rodean, y eso que muchas están a un paso del centro turístico e histórico. Otras apostaron por ir más lejos, allí donde las instituciones públicas no llegan: al colegio María de la O en los Asperones, a Caicara del Orinoco con la escuela de la cofradía de Pasión o al colegio de las Misioneras Cruzadas de la Palmilla. La ola de solidaridad no ha tenido precedentes pero no puede verse disminuida una vez que las circunstancias mejoren.
Para ello, proyectos similares a la Fundación Corinto deben ser una realidad cada vez menos ajena. Una iniciativa concreta con una finalidad determinada. Hace unos años se hizo una jornada donde se presentaron varios proyectos de obra social, auspiciados por la Agrupación. ¿Sería posible ver aquí también un centro de atención temprana o de ayuda a escolares con las hermandades como punto de encuentro?
Para ello hace falta un cambio de mentalidad: aportar alimentos imperecederos está bien, pero empezar a crear una estructura para mantener esa actividad y especializarla, dando esperanza a quienes tanto luchan ahora por sobrevivir, es el mejor proyecto patrimonial. Del patrimonio humano.
Por cierto, ¿qué habrá sido de Haití?
Cambio claveles por alimentos
La iniciativa “Un clavel para el Rocío” se reinventa este año. La hermandad victoriana pide que se entregue un kilo de alimentos no perecederos el próximo Lunes Santo. Algún clavel habrá ese día, sin duda, pero fomentar la acción social es una de las mejores inversiones de esta próxima primavera. Y si han llegado hasta aquí leyendo, dado el escaso interés que a veces genera este tema, gracias. Por ellos, un “Me gusta” se agradece.