La Hermandad de la Macarena se fundó en torno a la imagen de un Crucificado a finales del siglo XVI, como era lo habitual en aquella época en los orígenes de la mayoría de las hermandades. La fundación se produjo en la iglesia conventual de San Basilio por los hortelanos de la zona, siendo inicialmente la imagen del Crucificado de papelón, y tomando a la advocación de la Esperanza (casualmente era la patrona de los Basilios, que eran los inquilinos del templo donde se estableció la Hermandad) para la imagen marina.
Inicialmente la Hermandad realizó sus primeras estaciones penitenciales acompañando sus cofrades a la Hermandad de la Humildad hasta que en el año 1624 comenzó a realizarla en solitaria, con sus titulares, el Crucificado y la Virgen de la Esperanza. En el año 1630 la Hermandad contrató con el escultor afincado en Sevilla Pedro Nieto la hechura de la imagen de un nuevo Crucificado para sustituir al deteriorado Cristo de papelón, y dar más realce a su desfile penitencial.
Corría el año 1653 cuando la Hermandad decidió trasladarse hasta la vecina parroquia de San Gil, instalándose con sus imágenes en su capilla propia. Tan sólo un año después, en 1654, la Hermandad redactó nuevos artículos para sus reglas incorporando el título de la “Injusta Sentencia de Cristo”, encargando al escultor Felipe Morales Nieto la talla del nuevo titular de la Hermandad, la imagen del Señor de la Sentencia.
Se tiene constancia de que en el año 1658 la Cofradía salía con tres pasos: el Cristo de la Sentencia, el Cristo Crucificado y la Virgen de la Esperanza, según las cuentas que en el citado año presentó el Mayordomo de la Hermandad D. Juan de Lineros y Bravo. Desde la Semana Santa del año 1720 dejó de salir en el cortejo el paso del Crucificado. La imagen del Crucificado irá cayendo paulatinamente en el olvido, permaneciendo en la capilla de la Hermandad en la iglesia de San Gil, hasta la trágica desaparición del año 1936.
Cristo del Amor, esta era la advocación del antiguo titular de la Hermandad de la Macarena. El Cristo obra del escultor Pedro Nieto (1630) desapareció en el incendio de la parroquia de San Gil el día 18 de julio del año 1936, que era la sede canónica de la Hermandad entonces.
Pedro Nieto Montañés fue un escultor del siglo XVII, del que no se conocen las fechas de nacimiento y defunción. Su actividad artística está documentada en Sevilla entre los años 1610 y 1643. Se formó como aprendiz durante siete años (1610-1617) en el taller de Francisco de Ocampo y Felguera.
Los rasgos morfológicos de la talla nos recuerdan a las formas manieristas del Cristo de Burgos obra realizada por el salmantino Juan Bautista Vázquez “El Viejo”, 1573, con el cual mantuvo relaciones profesionales Andrés de Ocampo, tío y maestro del referido Francisco de Ocampo y Felguera, a su vez maestro de Pedro Nieto.
Resulta paradójico como la imagen primigenia en el origen de la Hermandad de la Macarena fue dejada a la suerte de las hordas comunistas, esas que quemaron las iglesias del barrio (San Gil, San Julián, San Marcos Santa Marina, San Román…), cuando los miembros de la corporación se preocuparon de esconder al Señor de la Sentencia, la Virgen del Rosario y a la Esperanza Macarena. Está claro que para esas fechas del pasado siglo XX, el Crucificado de Pedro Nieto no pertenecía ya al nuevo espíritu macareno, ese nuevo espíritu cimentado en las geniales ideas y diseños de Juan Manuel Rodríguez Ojeda, que fueron financiados con la cartera del diestro José Gómez Ortega “Gallito”.
El resultado es que se perdió una maravillosa obra de arte como consecuencia de la desidia y falta de preocupación de los dirigentes macarenos del año 1936, una obra que a poco que se hubiesen preocupado, hoy seguiría estando con nosotros. De todas formas desde hacía mucho tiempo la propia Hermandad había decidido postrar en el anonimato a la imagen del Crucificado, como demuestra las escasas referencias al mismo y a su advocación, en los documentos d la Hermandad.
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