El reconocido escultor cordobés Jesús Gálvez Palos, oriundo de Puente Genil, ha recibido el encargo de la Hermandad de la Soledad, de San Jerónimo, para esculpir las figuras secundarias del misterio del Descendimiento. Con una amplia trayectoria en imaginería religiosa, Gálvez Palos ha ganado prestigio en la Semana Santa andaluza con obras como el Cristo del Silencio, de Puente Genil; el Cristo del Amor, de Añora; la Oración en el Huerto, de Motril, y el Resucitado de Loja, entre otros trabajos destacados.
La hermandad ha expresado su deseo de contar con estas nuevas imágenes para la próxima Semana Santa, con el fin de enriquecer el conjunto escultórico del misterio y brindar a los devotos una representación más completa de este momento sagrado. El trabajo de Gálvez Palos destaca por su habilidad para captar el dramatismo y la expresividad en cada figura, lo que sin duda aportará un carácter único al paso del Descendimiento.
Este proyecto refuerza la reputación del escultor como uno de los grandes exponentes de la imaginería contemporánea en Andalucía, y marca un hito importante tanto para la Hermandad de la Soledad como para los devotos que esperan ansiosos la incorporación de estas nuevas figuras en la Semana Santa granadina.
El misterio estaría conformado, en el centro, por la actual imagen del Señor del Descendimiento, recostado delante de una cruz donde se apoya una escalera. El Señor, en una sábana, es portado por José de Arimatea, Nicodemos, San Juan y un ángel a los pies del Señor y otro de pie sostieniendo el Cordero Pascual. A la izquierda de la escena, debajo de la Cruz, aparece sentado el soldado Longinos, en actitud de arrepentimiento y sosteniendo la corona de espinas. La configuración de este misterio está inspirado en el grupo del Entierro de Cristo de Jacobo Florentino, que originariamente recibía culto en el Monasterio de San Jerónimo y actualmente está en el Museo de Bellas Artes. Junto a estas imágenes, que recuerdan en su disposiciónal modo en como figuras vivientes llevaban al Señor hasta hace unos años. No falta, a los pies de la escena la figura del el demonio, representando el pecado y la muerte. Lo atraviesa una espada que se refiere a la última gota que manó de Jesús, antes de su muerte en la Cruz. Una guadaña vuelve a insistir en la muerte y un reloj de arena, recuerda la fugacidad de la vida terrena. Todas las imágenes son de vestir