La Virgen de Guadalupe es de las pocas Dolorosas de Sevilla sin manto procesional bordado. El Lunes Santo de 1971 sorprendió con el manto bordado de la Virgen de la Luz de la querida Hermandad de las Aguas de Cádiz.
Nos contaba nuestro querido hermano José Antonio Calvo Méndez (Pepe Calvo), con la gracia que le caracterizaba, como vivió, siendo prioste primero, aquella azarosa situación que ha quedado para la historia de nuestra Hermandad y de la que se han cumplido 50 años.
Cuando se inician los preparativos para el montaje de los pasos, apareció muy deteriorado, el manto liso de salida de la Virgen de Guadalupe. El terciopelo no se había guardado convenientemente y estaba en muy mal estado. Se agudiza el ingenio para solventar aquella papeleta.
La relación con la homónima Hermandad gaditana gozaba de muy buena salud. Poco tiempo antes había habido convivencias y se sabía que ese Miércoles Santo la Cofradía de Luz y Aguas no iba a poder realizar su Estación de Penitencia por el estado ruinoso de su sede canónica (Parroquia de San Antonio).
Se ponen en contacto ambas Juntas de Gobierno y es aceptada la cesión del manto procesional de la Virgen de la Luz. Obra diseñada por el sevillano Juan Pérez Calvo y bordada en oro sobre terciopelo azul en los Talleres del Colegio San Martín de Cádiz en 1958. Un manto de belleza singular.
Con los chascarrillos que le caracterizaban contaba Pepe Calvo cómo fue a recoger el manto en su SEAT 850 donde apenas cabía la pieza y cómo por el camino a Sevilla tuvo que parar varias veces por el calentón que padecía su vehículo acostumbrado a trayectos cortos por la ciudad.
Contaba Pepe cómo le sentaba el manto a Guadalupe. Decía que parecía que lo hubieran hecho para Ella. Y cómo impactó aquella Semana Santa que era su tercera salida procesional. Un sinfín de jugosas anécdotas que nos hemos permitido compartir para referirlas en este Lunes de Aguas.
Años después y con distintas priostías, en diferentes besamanos, María Santísima de Guadalupe ha vuelto a lucir esta pieza de bordado con la que se encuentra tremendamente favorecida y con la que se ha pretendido ensalzar la singular belleza de nuestra Dolorosa Titular.