El mundo al revés en Cádiz

A veces pareciera que el Consejo de Hermandades se acerca a esa senda propia de la etapa anterior a la llegada de Martín José, cuando la permanente iba por un rumbo y las cofradías por el contrario. Uno asiste a las últimas decisiones que están adoptando las cofradías gaditanas y al mismo tiempo conoce los últimos anuncios que salen de la calle Cobos y verdaderamente piensa que existen realidades paralelas. Una especie de Doctor Jekyll y Mister Hyde en versión morada. Mientras las cofradías anuncian la suspensión y aplazamiento de misas mensuales y cultos de reglas, el Consejo insiste en nombrar pregoneros y presentar carteles.

El último anuncio, el del pregón de las Glorias, es el último ejemplo de una escalada de decisiones y anuncios incomprensibles, inverosímiles, fuera de toda lógica en los tiempos actuales. Nombrar a un nuevo pregonero en plena tercera ola es de no estar en la realidad; anunciar un pregón sin fecha ni lugar es insistir en un quiero y no puedo, como el que intenta sin éxito ajustarse un pantalón que pide a gritos una, o dos, tallas de más.

En los últimos días han suspendido o aplazado cultos Columna o el Amor, además de los ya sabido en Vera-Cruz, Sanidad o Las Aguas. Y en paralelo a estas suspensiones, el Consejo le quita a Iván Roa el pregón de las Glorias y nombra en su lugar a Juan Mera. La suspensión de cultos y celebraciones que nos volverá a dejar de Semana Santa (la de la calle, la que motiva tantas reuniones, trabajo y preocupaciones) ha alcanzado ya a la romería del Rocío allá por el mes de mayo, suspendida también este 2021. Y pese a ello el Consejo de Cádiz sigue contando con que habrá pregón de las Glorias, ya veremos cuándo y dónde.

El Consejo necesita reconducir su camino, volver a arrimarse a las cofradías, liderar la situación como hizo al comienzo de la pandemia cuando puso su atención en ayudar a la ciudad y colaborar con quien lo necesitaba. Que si los contagios no dejan de crecer y de asustar, no es momento de presentar carteles; y si las cofradías no dejan de suspender y aplazar cultos (que eso es harina de otro costal, con perdón), lo coherente sería dejar de pensar en pregones.

diariodecadiz

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