La reciente presentación del cartel de la Semana Santa de San Fernando 2025 ha suscitado una controversia que va más allá de su estética o concepto creativo. Según expone Arturo Rivera, el problema radica en una percepción errónea del propósito de las hermandades, evidenciado en la intención de utilizar este cartel como herramienta de promoción turística, bajo la premisa de «dar a conocer» la Semana Santa de la ciudad fuera de sus fronteras.
Hermandades y Su Rol Esencial
Rivera subraya que las hermandades no tienen como misión promocionar ni dinamizar económicamente la ciudad. Su función primaria es la de fomentar la fe, cultivar el amor a sus titulares y practicar la caridad hacia el prójimo. Aunque no cuestiona el impacto económico positivo que generan, enfatiza que este efecto debería ser una consecuencia secundaria y no el propósito principal de las cofradías.
«Las hermandades no están aquí para que venga gente de fuera a verlas», declara Rivera, recordando que el trabajo de promoción turística corresponde al Ayuntamiento o a la Oficina de Turismo. Este desplazamiento de roles, según el autor, puede derivar en la pérdida de identidad de las hermandades y en una visión mercantilizada de sus actividades.
La Confusión Entre Religión y Espectáculo
El artículo también aborda cómo, en la búsqueda de «acciones de marketing más actuales», se corre el riesgo de desnaturalizar el sentido profundo de la Semana Santa. Rivera ejemplifica esta problemática con situaciones como las quejas de hosteleros cuando una procesión se suspende debido al clima, reflejando una percepción de las cofradías como simples generadoras de espectáculo.
Reflexión Crítica: Ranciedad con Propósito
Con un tono irónico, Rivera asume su autodenominada «ranciedad» para reivindicar un retorno a las raíces y prioridades de las hermandades. Si bien no critica los beneficios económicos que generan, pide que se mantengan las prioridades claras: las hermandades no deben convertirse en herramientas de promoción turística ni en agentes dinamizadores económicos, sino en instituciones de fe y servicio.