Antigua fotografía de la Virgen del Desconsuelo junto a San Juan.
Hoy se cumplen 125 años de la reorganización de la primitiva hermandad del Desconsuelo en el templo de San Mateo. Fue un domingo, día 22 de diciembre de 1895 cuando bajo la presidencia del cura párroco, Vicente García Alonso, la antigua hermandad del Silencio quedaba reorganizada tras estar presentes noventa y ocho cofrades para certificar la erección de la nueva cofradía jerezana.
El fundamento de esta reorganización, según el párroco de San Mateo en una exposición de motivos a la asamblea constituyente, era la de potenciar un mayor fervor religioso en la ciudad de Jerez al Culto Divino y fomentar la devoción católica a las imágenes dolorosas “del Dios Crucificado y su Santísima Madre”, según se desprendía del escrito pronunciado por el clérigo. En esta exposición también se hace referencia de un primer intento de reorganización de la cofradía “por parte del comercio” creándose una comisión gestora y que, tras dos años de esfuerzo y trabajo, no da los resultados deseados. Poco más se sabe sobre este primer ‘conato’ de reorganizar una cofradía en San Mateo.
Aprobación de estatutos
En el transcurso de la asamblea constitutiva, se dio lectura al proyecto de estatutos que se “somete a la consideración de los congregados, documento que, estando su estructura limitada al escaso criterio y ninguna pretensión de los firmantes, verían con gusto modificado por los que con mayores conocimiento y raciocinio tuvieran la dignación de hacer variaciones que creyeran pertinentes”, informaba en una nota periodística y publicada en el antiguo Diario del Guadalete del martes día 24 de diciembre del año de 1895, víspera de la solemnidad de la Nacimiento del Divino Salvador.
Elección de la junta
A continuación se dio paso a la elección de la primera junta de gobierno que quedó encabezada por el mayordomo-presidente, Pedro Domecq y Villavicencio. También la nota informativa detalla los nombres del vicepresidente, tesoreros, secretarios y grupo de hermanos mayores, estos últimos debería de ser como un cuerpo consultivo que conformaba la junta de gobierno de queda reorganizada de esta forma. Se relata, no sin cierta gracia, que de esta forma quedó “constituida la hermandad bajo la presidencia del Sr. D. Pedro Domecq y Villavicencio, que fue designado por nutrida y espontánea elección de todos los concurrentes, contando hoy la Cofradía con doscientos cuarenta hermanos inscritos”. En este caso, ni hubo presentaciones de candidatos ni fecha de cabildo ni delegación diocesana que validara los votos por correo, con lo cual el procedimiento electivo se realizó de una forma fluida y sin contratiempos.
Finalmente, el cura párroco que tomaría también la responsabilidad de la dirección espiritual de estos cofrades, una vez acabado el acto, dispuso para que se cantase un fervoroso Tedeum en acción de gracias por haber quedado constituida la hermandad, después de lo cual se cantó finalmente un responso en sufragio de las almas de todos los que pertenecieron a esta hermandad.