Huelva es Rocío

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HUELVA es Rocío es la llamada en la que hemos unido nuestros empeños, la Hermandad Matriz de Almonte y las Hermandades de Huelva y Emigrantes, para convocar a los onubenses a mirarse en el espejo de su historia, cuando aún resuenan vivos en nuestra memoria los ecos de la Magna Rociera de noviembre de 2018. Lo hacemos en un año significado para todos los rocieros. Cuando, entre otras, la filial de Emigrantes está cumpliendo su cincuenta aniversario.

La Hermandad en la que tuvo un papel protagonista en sus antecedentes fundacionales un grupo de almonteños de la emigración, allá al comienzo de la década de los años 60 del siglo XX, en la ciudad de Bocholt (Alemania). Un motivo y una razón que nos ha llevado a sumarnos a este gozo y a este motivo de gratitud a la Reina de las Marismas, uniéndonos en un proyecto fraternal que hemos querido que trascienda los límites de un barrio, de unos colores y de su dilatada historia, incorporando a la otra hermandad de Huelva, germen de esta devoción entre los onubenses de finales del siglo XIX.

Porque Huelva es Rocío no es una afirmación oportunista o lírica. Es la constatación de que la devoción a la Virgen del Rocío está muy viva y presente en su tejido social y en el alma de la ciudad. En sus hogares, en sus industrias, en sus instituciones, en su gente sencilla y noble que la invoca cada día, en sus hermandades del Rocío y en otras hermandades con las que han surgido inevitables lazos de afinidad y de fraternidad. Es el hilo que ha cosido con fuerza los sentimientos que identifican a sus hijos, provenientes de tantos lugares de la geografía provincial y nacional. Desde la antigua calle Berdigón al barrio de Las Colonias, y desde la Avenida de Andalucía hasta el Paseo de la Glorieta. Uno de los signos más evidentes de la fe de este pueblo, que ya el beato San Manuel González descubriera a principios del siglo XX, como un potente instrumento para evangelizar.

Son muchos, muchísimos, los nombres que dan sentido a esta historia devocional de la que nos sentimos orgullosos los almonteños, con actores y nombres propios y anónimos que la han hilvanado y tejido en horas incontables de devoción y sacrificio. De entre todos, hemos querido fijarnos en tres grandes referencias por diversos motivos: Eduardo Fernández-Jurado, presidente de la Hermandad de Emigrantes cuando falleció inesperadamente hace un año y medio, Hermano de Honor de la Hermandad Matriz de Almonte, y gran difusor y propagador de la devoción a la Virgen del Rocío, fuera y dentro de esta ciudad, como compositor de letras de sevillanas y como pregonero de las glorias de María Santísima del Rocío, eslabón reciente de su historia. Manuel Siurot Rodríguez, “el maestro de los niños pobres”, Hermano Mayor efectivo y de honor de la Hermandad de Ntra. Sra. del Rocío de Huelva, que nos remonta a los orígenes del Rocío en la ciudad, cuya figura ejemplar está de máxima actualidad con la anunciada reapertura de su causa de beatificación que hacemos nuestra como Hermandad Matriz. Y el Nobel, Juan Ramón Jiménez Mantecón, referencia de Huelva en el mundo, autor de la gran elegía Platero y yo, la obra en la que tuvo cabida en su capítulo XLVII, El Rocío, convirtiéndose durante décadas del siglo XX en un motor difusor del Rocío, dada la proyección universal de esta obra y de su autor, nacido en la rocierísima Moguer.

Una iniciativa histórica y artística, formulada en tres exposiciones y varios actos singulares, sintetizada magistralmente por Mario Moya en su cartel anunciador, que ha contado con el apoyo de nuestra Iglesia Diocesana y de las instituciones de Huelva: Ayuntamiento, Diputación y Puerto de Huelva, a las que se han sumado otras. Y un destacado y cualificado número de artistas, en un homenaje sin precedentes de la cultura a la Reina de las Marismas en esta ciudad, que contempla, así mismo, un fin benéfico y social (el 30% del valor de las obras vendidas se destinará a la Obra Social de las tres hermandades). Y, en definitiva, una llamada de atención para mirar en sus raíces, pero también para preparar y celebrar este nuevo Pentecostés en tiempos de pandemia que queremos nos inunde de color y de ilusión, no solo de nostalgia, y del Rocío de tu Gracia, que es la causa de nuestra esperanza.

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