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El nombre exacto de la Hermandad fue el de Entrada Triunfante en Jerusalen y María Santísima del Desamparo. Sus reglas se aprobaron en 1666. Esta corporación trianera acabó por causa de la invasión francesa, perdiéndose sus pasos, enseres y algunas imágenes.
Triana tuvo hasta finales del siglo XVIII su propia cofradía de la Entrada en Jerusalén. Con sede en el desaparecido barrio trianero de San Sebastián, en la zona del actual Muelle Camaronero, nuestra Borriquita realizaba Estación de Penitencia a la iglesia de Santa Ana.
El extinto y poblado barrio de San Sebastián abarcaba desde el Puerto Camaronero hasta Pagés del Corro, donde se ubica hoy en día la iglesia de los Paules. También limitaba con el antiguo convento de Los Remedios, en la actual Plaza de Cuba. Esta zona de Triana se despobló hace 200 años por las dañinas y recurrentes inundaciones que sufría el barrio. Allí existía desde que se recuerda una Hermandad que rendía culto a San Sebastián, próspera y que incluso disponía de un hospital.
Unos religiosos astigitanos de la orden de San Francisco de Paula se trasladaron en 1615 a la capilla y hospital de San Sebastián, revitalizando la corporación trianera que había sufrido pérdidas económicas por la disminución de sus rentas, lo que había supuesto la reducción de sus hermanos y el cierre del hospital. Estos religiosos crearon un templo en el que rendían culto a Nuestra Señora de la Victoria.
Así, en 1666 aprobó sus reglas “La Borriquita de Triana”, que se fusionó en 1668 con la Hermandad de San Sebastián. Este fue el origen de la Hermandad de la Entrada Triunfante de Nuestro Señor Jesucristo en Jerusalén, Nuestra Señora del Desamparo y San Sebastián mártir.
Se conoce que La Borriquita trianera realizaba Estación de Penitencia el Domingo de Ramos a la iglesia de Santa Ana. Efectuó varias salidas durante la segunda mitad del siglo XVIII y la última que se produjo fue en 1787. Nunca llegó a procesionar a la Catedral.
Los pasos de la Hermandad se perdieron durante la invasión francesa, cuando se destruyó el convento de la Victoria. Las imágenes se salvaron y se tuvieron que trasladar en 1835 al templo conventual de Los Remedios, de donde no se pudieron recuperar tras la Revolución de 1868 y no se ha vuelto a saber nada de ellas.