Nadie sabe el tiempo que tardará en volver a tener lo que todos han perdido, la normalidad. Lo que tanto valor tiene en la actualidad por no tener lo ordinario, las tradiciones desaparecidas hasta que el destino quiera su regreso. Hasta entonces las hermandades continúan dotando de la mayor normalidad posible los cultos a sus titulares, el principal fin por el que una corporación es creada.
En la Magdalena, la semana próxima comenzará el quinario al Cristo del Calvario, ese imponente altar que la hermandad instalada cada año en el retablo mayor, uno de los más monumentales de cuantos se levantan en los diversos templos de la ciudad.
El viernes previo al quinario se reza el ejercicio del vía crucis trasladando al crucificado por las naves internas del templo, hecho que este año debido a la crisis sanitaria del Covid-19 no ha podido llevarse a efecto. En sustitución, este acto lo presidió el símbolo más importante del cristianismo, la cruz, la que guía a la cofradía del Calvario cada Viernes Santo Madrugada por las calles de Sevilla.
El acto se celebró con el Señor ya el altar mayor de la Magdalena junto a la Virgen de la Presentación y San Juan Evangelista, una imagen inédita por otra parte porque nunca antes hubo vía crucis con el Cristo presidiendo la parroquia. Se trata de la segunda vez que el vía crucis del Calvario se hace con la cruz de guía. La última vez ocurrió cuando el crucificado de Ocampo se encontraba en proceso de restauración.
Sin duda, con el paso del tiempo este documento tendrá un gran valor histórico, el de un vía crucis repleto de sobriedad, de nuevos detalles, fiel al estilo de la hermandad del Calvario y con el sello tan personal de la Magdalena. Todo distinto, pero confortador. El martes arranca el culto principal del crucificado.