La Hiniesta podría haber decidido poner el paso del crucificado con la Virgen a sus pies

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Puede que no sólo la Virgen de la Hiniesta vestida de hebrea bajo su palio sea la única gran sorpresa de esta Hermandad. Tras el grato asombro de miles de personas que se ha acercado durante los pasados días hasta el templo de San Julián para extasiarse ante la bella estampa recobrada de los años 60, es posible que regrese desde principios de los años 30 la forma en la que procesionaron entonces el Cristo de la Buena Muerte y la Virgen de la Hiniesta: en el mismo paso, componiendo una iconografía clásica que hoy evocan en la Hermandad del Museo tanto el azulejo como el altar de la capilla. 

La próxima Semana Santa sin cofradías en la calle no deja de ser un incentivo para que las hermandades sevillanas se estén planteando la manera de abordar su estancia obligada en los templos. Algunas han tomado ya decisiones al respecto, como la de La Amargura, que rendirá culto a sus titulares instalando altares especiales. Pero entre las diversas posibilidades también está la de montar los pasos a fin de que sean vistos en el interior de las iglesias. 

Mucho antes de la llegada de la Semana Santa y como una adelantada digna de elogio ha sido la Hermandad  de la Hiniesta, que colocó el paso de su bellísima Virgen sobre el presbiterio para oficiar ante el mismo las misas de sus cultos y todas las que en general se han celebrado en el templo de San Julián, su sede canónica. 

Muy a pesar de los gustos personales del arzobispo de Sevilla, Asenjo, y también muy a pesar de su corto alcance para entender a estas alturas la profunda religiosidad de las cofradías, el paso de la Virgen de la Hiniesta ha sido durante muchos días la gran demostración de que, para los sevillanos al menos, los mejores altares son sus pasos. Ante ellos han aprendido a rezar, a tener fe en Dios, a encomendar las cosas más importantes de sus vidas. Incluso contienen los pasos el mejor Sagrario que porta el cuerpo y la sangre de Cristo… Sin ir más lejos de estos comentarios, el Cristo de la Buena Muerte.

Es muy probable que la Hermandad de la Hiniesta vaya a seguir mirando a su ejemplar historia precisamente desde este tiempo difícil de una pandemia, como tal a escala mundial. Y que a lo mejor dé la gran sorpresa de que los cofrades de las nuevas generaciones puedan contemplar durante la próxima Semana Santa hacer reales unas viejas fotografías de los años 30 traídas hasta hoy: la de la Virgen de la Hiniesta ante el Cristo de la Buena Muerte, ambos en un solo paso. Naturalmente no se trata de una reproducción fidedigna, entre otras razones porque los mismos titulares ya no existen, fueron quemados por el rojerío que dio lugar fatalmente a la Guerra Civil española. Sin embargo, y si la idea se está tramando en el seno de la Hermandad, brindaría una ocasión emocional y estética sobre una de las páginas más destacadas de la historia de la Hiniesta. 

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