La iglesia de San Jacinto de Córdoba ya es santuario de Nuestra Señora de los Dolores Coronada

El obispo reconoce en su decreto “la importancia histórica y devocional de este lugar de peregrinación, de oración y culto”

El obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, firmaba el pasado viernes, festividad de la Virgen de Fátima, el decreto por el que declara la iglesia de San Jacinto como santuario de Nuestra Señora de los Dolores Coronada “atendiendo a la importancia histórica y devocional de este lugar de peregrinación, de oración y culto”, así como a las razones expuestas por la hermandad servita en el escrito de solicitud, respaldado por la congregación de Hermanas de Nuestra Señora de la Consolación. El decreto se ha dado a conocer hoy, en el transcurso de la asamblea general de hermanos.

Un santuario “referente mariano”

En el decreto se reconoce que “la Santísima Virgen de los Dolores Coronada es venerada por el pueblo cristiano de Córdoba como una de sus principales devociones”, así como que “hasta su Iglesia del Hospital de San Jacinto, construida el año 1731, acuden los fieles devotos todos los días del año para rezar a su excelsa Madre Dolorosa, convirtiendo este templo, situado en la emblemática plaza cordobesa del Cristo de los Faroles o de Capuchinos, en uno de los principales referentes marianos de la ciudad, auténtico centro de espiritualidad que irradia consuelo y esperanza, aglutina a todos los devotos y fomenta el vínculo de la unión fraterna entre ellos”.

El prelado cordobés reconoce también que “con esta declaración de santuario reconozco la importancia de este “lugar sagrado al que, por un motivo peculiar de piedad, acuden en peregrinación numerosos fieles”, como se recoge en el Derecho Canónico.

A partir de ahora, la declaración de santuario “implica un especial compromiso por parte de sus responsables para que la Santa Misa y el culto en honor a la Santísima Virgen María se celebren con la máxima dignidad”, como se recoge en el decreto, donde también alienta a la hermandad “para que, en comunión con el rector y el consiliario, siga trabajando en la promoción de actos de culto y piedad, evangelización y caridad, y se fortalezca la fe y la vida cristiana de todos los fieles”.

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