Si el arzobispo de Sevilla suspendía el martes las procesiones de Semana Santa en la provincia de Sevilla, a consecuencia de la situación provocada por la pandemia, ayer, día 30 de diciembre, fue el Arzobispado de Granada el que, “en comunión” con la decisión adoptada en día anterior en Sevilla, acordaba la suspensión.
La decisión de Sevilla era esperada, igual que la forma en la que se produjo, mediante decreto del arzobispo. Pero la de Granada causó sorpresa porque se produjo horas después de que la Real Federación de Hermandades y Cofradías, a propósito del decreto del arzobispo de Sevilla, emitiese un comunicado oficial en el que señalaba que la decisión, acerca de las estaciones de penitencia de 2021, se adoptaría “en necesario consenso con el Obispado y las administraciones públicas competentes, siguiendo la hoja de ruta de reuniones establecida”.
De igual modo, resultó llamativo que el escueto comunicado del Arzobispado de Granada no llegase acompañado de un decreto del arzobispo, lo que denota mayor improvisación y menor diálogo que en el caso de Sevilla, donde la coordinación entre Arzobispado y Consejo de Hermandades ha quedado patente. De hecho, la Real Federación de Hermandades y Cofradías no emitió ningún comunicado oficial a raíz de la decisión del Arzobispado. El silencio, en esta ocasión, resultó clamoroso.
La suspensión de Granada aumenta el desconcierto que existe entre los cofrades de Andalucía desde hace dos días, porque parece apuntar cierta brecha entre los obispos andaluces y los presidentes de los Consejos de Hermandades de Andalucía. Esta situación arrastra desde el comunicado emitido por los Obispos del Sur tras la asamblea mantenida en Córdoba el pasado octubre, que supuso una rectificación en toda regla al comunicado que semanas antes habían emitido los presidentes de los Consejos de Hermandades en relación a la celebración de la Semana Santa de 2021.
A partir de ahora, la principal incógnita está en lo que haga o deje de hacer el resto de Obispados andaluces, una vez que Sevilla y Granada han movido ficha. Si existe unidad de acción y se optar por suspender en toda Andalucía, “en comunión” con Sevilla y Granada, la brecha se hará aún mayor. Pero, no cabe duda, que a día de hoy existe cierta presión en el resto de Obispados.
Sea como fuere, la reunión con la Junta de Andalucía que los presidentes de los Consejos de Hermandades de Andalucía han anunciado para el 13 de enero deja de tener sentido, porque la suerte está echada. En esta situación, lo más prudente es que las partes implicadas dejen a un lado todo interés particular y actúen con responsabilidad, procurando una salida lo más decorosa posible para no aumentar el espectáculo ofrecido