Luces y sombras de la Semana Santa 2021 de Sevilla

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La Semana Santa del año 2021 pasará a la Historia como aquella que ningún cofrade querrá que se repita jamás. Pese a que la lluvia frustrara muchas de ellas en el pasado – alguno reciente- nada se compara con el dolor de la ausencia y el parecer cuando nada era como debía ser. Una y no más, covid mediante.

Pese a todo, las hermandades y los cofrades se las ingeniaron para vivir una Semana Santa dentro de lo permitido. Las visitas a los templos y los altares extraordinarios fueron la tónica de una semana sumida en el día de la marmota, pues todos los días parecían el mismo y la misma penitencia. Aquí, las luces y las sombras de esta difícil Semana Santa 2021.

LUCES 

LAS COLAS

Pese a lo cansina de algunas que se perdían en el tiempo y en los kilómetros, fueron una de las mejores noticias de esta Semana Santa. Los cofrades tomaron las calles y fueron a buscar a sus imágenes demostrando que, pese al año de ausencia, las ganas de cofradías siguen muy vivas. Niños, familias, hermanos y devotos fueron a estar con las imágenes y a buscar algo parecido a la Semana  Santa. Algunas hermandades, poco acostumbradas a tanta afluencia en sus iglesias como Las Cigarreras, Los Servitas o Monserrat celebraban con gusto tal despliegue de público y la sonrisa y amabilidad de sus hermanos era más que visible. Un buen síntoma de que, cuando se pueda, aquí estaremos los cofrades para volver a lo que nunca se debió perder.

LAS PRIOSTÍAS

 El trabajo de los priostes fue lo más parecido a la Semana Santa que se vivió en este 2021. De su trabajo, y sobre todo de su imaginación, pudimos encontrarnos con los Sagrados Titulares de nuestras hermandades en bellos altares, composiciones que se asemejaban a los pasajes de los pasos de misterio como en El Beso de Judas,  La Lanzada o Monserrat. De su trabajo e ingenio dependió todo el peso de esta Semana Santa y es una gozada ver como las hermandades, en esa labor, están más vivas que nunca.

LA AMARGURA, EL BUEN FIN, LAS PENAS Y EL MUSEO

Capítulo aparte merecen estas cuatro hermandades. A ojo de este humilde cronista y cofrade fueron las cuatro mejores veneraciones de todas las que se llevaron a cabo durante la Semana Santa y sin desmerecer a las demás ni significar ésto que las demás no fueran buenas. Pero es que hermandades como La Amargura y Las Penas nunca defraudan. La sencillez dentro de lo barroco. Sin demasiadas algarabías ni complicaciones. La Virgen de la Amargura y el Señor del Desprecio de Herodes frente a frente y casi a la altura de los ojos bajo las cubiertas de San Juan de La Palma en un recorrido perfectamente organizado para contemplar a las imágenes desde todas las perspectivas. Igual que en El Museo, rodeando el stábat mater del Stmo Cristo de la Expiración y la Virgen de las Aguas, además, alargando hasta las 22:30 del Lunes Santo para que nadie se quedara sin verlo en la noche ya cerrada de la Plaza del Museo. En San Vicente, la cercanía de la Virgen de Los Dolores sobrecogía el alma con el Stmo Cristo de Las Penas detrás. Y en el Buen Fin, un altar espectacular por su composición, su magnificencia y divulgación en mil y un detalles explicados en un pequeño dossier que la hermandad preparó para explicar mejor el sentido de muchos de ellos. De diez.

GESTIÓN POR LA PANDEMIA

Que el Covid19 sigue ahí era algo evidente y que en ningún momento se olvidó, también. Pese a casos concretos, las hermandades se llevan el sobresaliente en cuanto a gestión de las aglomeraciones y visitas a las veneraciones: distancia en la cola, gel hidroalcohólico ofrecido por un hermano en la puerta, carteles recordando las medidas y alguna que otra regañina de un miembro de la seguridad a quién se la saltaba a la más mínima. Caso destacable el de la hermandad de La O, en la que cada pocos minutos un miembro de la Junta de Gobierno hablaba desde la megafonía para recordar estas obligaciones.

RETRANSMISIONES DE LOS MEDIOS

Contar la Semana Santa cuando no había Semana Santa era algo arduo y complicado, pero mucho más cuando lo que hay es una pseudoSemana Santa repetitiva y pendiendo de un hilo para no caer en el aburrimiento mediático. Los medios de comunicación se las ingeniaron para hacer retransmisiones didácticas y con dinamismo. Del sentimiento de Víctor García Rayo y su equipo en 7TV a las tertulias históricas, artísticas y de actualidad de PTV Sevilla, con Javier Blanco al frente, una nueva televisión local que ojalá haya llegado para quedarse. Así como el humor y el punto de vista más canalla y divertido de El Programasso de El Palermasso, un formato que ojalá se repita el próximo año durante la Cuaresma y que ha demostrado que se pueden hacer cosas de calidad fuera de la televisión y en los nuevos medios online.

LAS EXPOSICIONES

In Nómine Dei y Escena de la Pasión fueron las dos abanderadas de las diversas exposiciones que hubo en la ciudad durante la Semana Santa y gran parte de la Cuaresma. El éxito de taquilla lo dice todo. El patrimonio de las hermandades y cofradías de la Semana Santa hispalense es riquísimo y ha quedado claro que podría colmar salas y salas de un futurible museo. Eso sí, en cuanto a gestión de las reservas de entradas, un cero. Hasta una mañana entera se pasó éste que les escribe para poder coger un par de entradas para el Casino de la Exposición y a los dos minutos de abrir las taquillas online a las once de la mañana del martes, ya no quedaban para la Sala Cajasol. Muy extraño eso, cuanto menos. 

Sombras

LAS COLAS

Sí, querido lector. Ha leído bien. Las colas en las iglesias y templos durante esta Semana Santa han sido el Ying y el Yang de los cofrades. Como todo, tienen un análisis positivo que bien se ha explicado anteriormente, pero también uno bastante negativo. La hipocresía sevillana es aquella que hace guardar una cola de más de media y de una hora para ver unas imágenes que el resto del año están en la más absoluta soledad. Vale que un hermano quiera estar cerca de sus imágenes durante el día de la Estación de Penitencia o que se quiera admirar uno de los altares extraordinarios. Pero si no es ese el motivo: ¿Por qué no esperar a la próxima semana cuando todo pase y las iglesias vuelvan a su ritmo normal?

AGLOMERACIONES

Como bien se ha dicho antes, la gestión de las hermandades en cuanto a aforo y medidas sanitarias fue de diez, pero dejó algunas imágenes que casan poco con la situación que estamos viviendo y que deja a las claras que muchos querían disfrutar de la Semana Santa y de su día en la nómina como si no pasara nada. En los templos, un diez, pero no quedaba bonito ni coherente ver a esos grupos de hermanos enchaquetados y con los pines de su hermandad en el bar cercano sin mascarilla, en grupos amplios y bebiendo y comiendo con si fuera la caseta de la Feria. Si feo está que lo haga la gente de a pie que ha salido para acudir a las veneraciones o no, peor que lo hagan los miembros de junta ajenos a todo.

LA AGENDA DE LA PARROQUIA

Ese fue el motivo que la hdad de San Benito dio a través de RRSS para explicar por qué se había cerrado la parroquia el Martes Santo cuarenta y cinco minutos antes de lo que su Hermano Mayor había dicho en 7TV esa misma tarde y dejando fuera a hermanos, fieles y devotos. Sumado a detener la cola durante un largo tiempo para que Los Cantores de Híspalis cantasen sus famosas y dedicadas sevillanas a la hdad. Y es que las visitas protocolarias fueron el gran pero de la gestión de las hermandades durante sus días: detener la cola para recibir la visita de una hdad cercana, de una tal asociación, de los costaleros, de la banda y del dueño del bar de al lado. Consta que algunas se han quejado internamente, pero ojalá todo quede en anécdota y nunca más haya que pasar un Martes Santo, por ejemplo, en una cola kilométrica por Luis Montoto mientras dentro se detiene el fluir de la gente por una visita protocolaria.

HERMANDADES POCO ADAPTADAS

Esta Semana Santa sin cofradías en la calle requería de unas hermandades con mayor capacidad para adaptarse a las circunstancias. Hubo muchas que solo pudieron/quisieron tener el altar de veneración montado durante el día de su Estación de Penitencia y esa exclusividad generaba más expectación. Y esa expectación, más aglomeraciones. Para colmo, muchas de ellas cortaban el horario de visitas al mediodía o a media tarde para rezar un Via Crucis, unos oficios o hacer una jura de hermanos. Las hdades no quisieron/pudieron darse cuenta de que lo que verdaderamente sustenta la Semana Santa es la gente. Quienes formaban kilométricas colas para visitar a las imágenes, y no los dogmas, las reglas y las Juntas de Gobierno. Faltó adaptación a lo que requería el momento.

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