Plan B de la Magna de Sevilla ante la posibilidad de lluvia

Plan B de la Magna de Sevilla ante la posibilidad de lluvia

La incertidumbre meteorológica siempre es un factor crucial en eventos como la procesión magna del próximo 8 de diciembre, enmarcada en el II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular. Ante esta situación, la organización ha diseñado un plan alternativo que garantice la celebración, incluso frente a condiciones adversas.

Un Congreso con Fecha Inamovible

A diferencia de otros eventos como la Magna de Jerez de 2019, que se aplazó por lluvia, la procesión sevillana no admite cambios de fecha. Esto se debe a que está integrada dentro de un congreso internacional que incluye otros actos clave, como el pontifical solemne en la Catedral la mañana del 8 de diciembre.

Opciones Barajadas por la Organización

  1. Procesión con Participación Parcial
    • Si la lluvia afectara solo a ciertos horarios, podría permitirse que algunas imágenes completaran sus traslados, mientras que otras no.
    • En este caso, la procesión magna se realizaría con los pasos disponibles en ese momento.
  2. Reprogramación de Traslados
    • Adelantar o retrasar los traslados de hermandades según la predicción meteorológica.
    • Hermandades como la Esperanza de Triana, el Cachorro, la Esperanza Macarena y el Gran Poder están en el foco de esta posibilidad.
    • El Gran Poder, por su recorrido más ajustado, tendría mayor dificultad para reprogramar.
  3. Procesión Principal Condicionada por la Tarde del 8
    • La decisión final dependerá de la previsión para las 16:00 horas del 8 de diciembre. Si a esa hora y en adelante no hay lluvia, la procesión principal se celebraría incluso con menos pasos.

Un Esfuerzo por la Celebración

La organización está comprometida a hacer todo lo posible para que la procesión salga adelante. Fuentes señalan que la magnitud del evento, que incluye 40 horas de procesiones consecutivas (17 solo el día 8), requiere flexibilidad y decisiones rápidas.

En cualquier caso, este plan B difiere de lo sucedido en 2013 durante el Año de la Fe, cuando la suspensión de una hermandad conllevó la cancelación de todo el acto externo. Ahora, la prioridad es mantener la celebración, aunque sea con ajustes.

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