Que la fiesta de María Auxiliadora se celebre el 24 de mayo no es casual, sino que tiene un motivo claro y específico. Y todo se debe al Papa Pío VII, que fue hecho prisionero por Napoleón Bonaparte y que hizo una petición a la Virgen, en su advocación de “Auxilio de los Cristianos”. Casi cinco años estuvo fuera de Roma el Pontífice en manos del emperador francés.
Pío VII prometió a la Virgen que si le ayudaba a regresar a Roma el día que pusiera un píe en la ciudad lo decretaría fiesta en honor de María Auxiliadora. De repente, un Napoleón que parecía invencible empezó a caer derrotado. El mismo que decía que “las excomuniones del Papa no son capaces de quitar el fusil de la mano de mis soldados”.
En Rusia llegó la debacle militar del francés, que volvió a su tierra humillado, y de la que además sería desterrado. Así fue como el Papa volvió a pisar Roma el 24 de mayo de 1814, y cumplió inmediatamente la promesa que había hecho a la Virgen. Desde entonces, toda la Iglesia celebra esta importante fecha mariana que Don Bosco se encargaría de difundir aún más.
Fuente religionenlibertad