Proyecto de Fernando Aguado para el nuevo paso de la Cena de Sevilla

La hermandad de la Cena continúa avanzando en su proyecto de sustituir el paso de misterio. Durante estos días expone en la Fundación Cajasol los diseños seleccionados que optarán a ser el proyecto elegido definitivamente. Pasión en Sevilla repasará durante estos días cada uno de ellos de manera más amplia. Este listado continúa con el del artista Fernando Aguado Hernández.

El propio Aguado desgrana para este periódico los detalles de su propuesta que se basa en dos vertientes estéticas «el camarín de la Virgen de Consolación del retablo mayor de la Iglesia de los Terceros, donde el Señor y el Apostolado están expuestos al culto la mayor parte del año y donde se exponía el Santísimo antiguamente, y otra que son los pasos en los que procesiona el Señor; el de misterio el Domingo de Ramos y el del Señor de la Humildad Paciencia en el que se traslada para presidir el altar del palacio Arzobispal en la mañana del Corpus Christi».

Con ello, Aguado quiere que «sea su altar itinerante y beba de todo lo que rodea al Señor de la Sagrada Cena cada día. Un paso que adquiera sentido iconográfico y estético pensado por y para Él, un paso que donde se comprende es en esta hermandad». Del mismo modo, confirma que «en ningún momento pretendo hacer algo innovador, ya que hablamos de una cofradía absolutamente clásica donde a mi juicio, no cabe algo que rompa la armonía que actualmente posee». Con esto, puntualiza que «si hablásemos de un proyecto para una nueva hermandad, sí cabrían para mí otras opciones estéticas, pero hablamos de una cofradía con un palio de Juan Manuel Rodríguez Ojeda muy contenido, y un paso del Señor de la Humildad y paciencia sobrio y equilibrado».

También señala que «el hecho de plantear un paso dorado no es nada nuevo, ya que la hermandad tuvo uno gótico dorado adquirido a la Hiniesta en 1897. Hacer un paso de madera oscura en los años veinte del siglo pasado fue por la falta de poder adquisitivo». Por eso Aguado «entiende este proyecto desde una mayor valentía y hacerlo con candelabros, faroles y dorado en oro fino para aportar la luz de la que adolece y que se hace más acusada en el tramo nocturno del Domingo de Ramos».

Las influencias

La estética del camarín barroca con tendencia rocalla sirve como lazo ornamental para desarrollar un paso que es una «evolución dorada» del paso del Señor de la Humildad y Paciencia, como así lo justifica el diseñador, «donde la carpintería mantiene los bombos lisos y tallados, y del propio paso de misterio actual aportando detalles de estas andas que tantos años llevan con Él. Es un compendio artístico de sus tres altares: el de la Iglesia que la acoge durante el año y los que lo pasean por Sevilla».

La mesa amplia la traduce en la cantidad de imágenes que procesionan arriba: trece. Un lugar «donde el apostolado se disponga más espaciosamente y luzca con mayor esplendor». Por ello remarca «no tener unas medidas exactas cerradas pero las andas que se proyectan serían algo mayores teniendo en cuanta que las medidas máximas están limitadas por la Puerta de los Palos de la Catedral y por la revirá de la Calle Santiago a la vuelta de la estación de penitencia».

Aguado realiza para este periódico un recorrido de la obra y su ejecución: «Comencé dibujado el canasto en el que la línea suave de entrantes y salientes nos permite tener un espacio solvente en la mesa para la colocación de las Imágenes. Cartelas centrales en cada lado con nuevas escenas y una crestería invertida a modo de dosel que corre por la moldura de arriba creando un fuerte claroscuro. Bombos y medias cañas lisos y con decoraciones esgrafiadas buscando técnicas diferentes que proporcionen contrastes y proporcionen el sabor añejo de esta cofradía». Apunta que «las espigas se realizarían con esa técnica sobre los mates integrándose en el canasto mientras que los racimos de uvas se harían corpóreos derramándose por las molduras inferiores».

Aguado describe a los respiraderos como «una evolución del que tiene actualmente el paso de misterio con esa moldura que lo remata por la parte inferior donde la idea es incorporar pequeños espejos como en el camarín diciochesco del retablo».El proyectista asegura que estas cuestiones «habrán de estudiarse en caso de aprobarse y realizar pruebas para ver si finalmente se incluyen. La idea es aportar aún más luz y un detalle poco empleado en los pasos de nuestra Semana Santa. También irían en los contrafuertes de la canastilla».

Por otro lado, el diseñador señala que «la iconografía planteada va directamente relacionada con la ornamentación, donde todo tiene un por qué. Los faldones que combinan el terciopelo del paso de misterio y el damasco de seda que se le ponen al paso del Señor de la Humildad y Paciencia para el Corpus, son como reposteros sacramentales con racimos de uvas y espigas que en su delantera». Esta pieza alberga una cartela pintada con la Santísima Trinidad «de donde todo nace».

En la canastilla, la cartela frontal escultórica refleja la Anunciación del Ángel a la Virgen que representa la Encarnación del Verbo, «titular de la hermandad y representación del primer Sagrario de Cristo como fue el vientre de la Virgen. Y de ahí, la eucaristía representada arriba en el misterio y coronando el canasto, la reliquia que lleva actualmente en la delantera del paso».

La trasera del faldón «muestra el símbolo de Cristo como Alfa y Omega y la cartela trasera del canasto es la Resurrección (como ya lleva en el paso actual)». En los faldones laterales, Aguado ha incorporado al Cordero con el libro de los siete Sellos y el pelicano abriéndose el pecho para dar de comer a sus crías como símbolo del amor de Cristo. Las escenas laterales responden a los pasajes evangélicos de Cristo y los Apóstoles en torno al cenáculo, como es el lavatorio de los pies y la cena con los discípulos de Emaús tras la Resurrección.

Con esto, Aguado defiende que «el programa iconográfico tiene una lectura del principio al fin de los hechos». Por eso asegura «haber sacrificado cartelas e imaginería secundaria porque con las explicadas se representa lo necesario para comprender la venida de Cristo al mundo, el porqué de la Institución de la Eucaristía, y su relación con los Apóstoles sin enturbiar el mensaje del conjunto escultórico. Este programa iconográfico se completa con la inclusión de cuatro pedestales en ambos laterales del canasto donde se sostienen cuatro faroles medianos. Dichos pedestales que arrancan de la mesa de la parihuela albergan cuatro cartelas

donde se describe la Institución de la Eucaristía sobre fondos marmoleados, ya que todo altar ha de tener una piedra de mármol llamada ARA para que así lo sea». En ellos se lee el lema: ESTE ES MI CUERPO Y MI SANGRE- QUE SERÁ DERRAMADA POR VOSOTROS- PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS- HACEDLO EN CONMEMORACIÓN MÍA.

Otra novedad está en los faroles. En este caso, Aguado ha incorporado unos de planta trapezoidal, ya que «no existen en nuestra Semana Santa y se han concebido así para no quitar espacio en la mesa». El proyectista indica que «vistos lateralmente son más estrechos que en su visión frontal. Estos faroles son otro guiño a los que han iluminado siempre el paso de misterio y a los que coronan los candelabros del paso del Señor de la Humildad y Paciencia».

Por último, el paso se completa con guirnaldas de flores que adornan los pretiles del canasto como alusión a la abundancia. Aguado señala que «su pretensión es utilizar conceptos y detalles que establecen nexos de unión con el presente y pasado del paso actual. Las cuatro esquinas llevarían pintados y estofados en oro los cuatro óvalos del escudo de la hermandad, como en su día ya los llevó el paso actual, colocándose en la delantera los marianos de la Realeza de la Virgen y la Esclavitud. En la delantera del respiradero, las Cinco cruces de Jerusalén con la corona real y el toisón. En los respiraderos laterales, la Cruz de San Juan y el Barquito de la Virgen de Consolación, quedando la trasera el JHS con una corona de espinas en recuerdo al Señor de la Humildad y Paciencia donde iría colocado el Señor de la Sagrada Cena».

Por su parte, el moldurón del respiradero representa una red de pescador. «Cristo fue pescador de hombres y así lo hizo con sus apóstoles, por eso quiero que esta parte del paso que lo enmarca sea al símbolo del abrazo de Cristo a todo su rebaño de fieles.

En este proyecto no hay nada arbitrario, todo tiene un sentido y un por qué, y todo nace de dentro, de la propia hermandad y su cofradía, de su historia, su sentido espiritual y su estética. Todo a mayor Gloria de Dios en el Santísimo Sacramento del altar», finaliza el autor.

Abc

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