Os ponemos 2 tesis sobre el esfuerzo del hombre de trono y del Costalero
LOS HOMBRES DE TRONO
José María Hinojosa, licenciado en Educación Física, ha sido el autor de este estudio, una tesis pionera en España que da base científica a estos aspectos relacionados con el mundo cofrade
El esfuerzo físico al que se someten los hombres de trono o portadores durante las salidas procesionales de Semana Santa ha sido reconocido por una tesis doctoral como un dolor único y sin comparación con cualquier deporte.
El hombre de trono, una figura característica de la Semana Santa de Málaga, camina a paso lento bajo el varal, al compás pausado de la música; los 15.000 hombres que se necesitan en la capital de la Costa del Sol para cargar con sus tronos arriman el hombre en una combinación de esfuerzo y fe.
José María Hinojosa, licenciado en Educación Física, ha sido el autor de este estudio, una tesis pionera en España que da base científica a estos aspectos relacionados con el mundo cofrade.
Durante los años 2010 y 2011 Hinojosa sometió a estudio a cincuenta hombres, todos ellos portadores, a los que les incorporó un GPS y un medidor de frecuencia cardiaca, y a lo largo de los siete días de Pasión, y con siete imágenes de peso y tamaño diferente, obtuvo las conclusiones de su trabajo.
En declaraciones a Efe, Hinojosa cuenta que las primeras conclusiones «no son muy prácticas», pero sirven para abrir estudios posteriores centrados en materias específicas como las lesiones producidas por cargar el peso de un trono o conceptos relacionados con la nutrición de un portador.
Esta tesis ha recogido el tipo de esfuerzo al que están sometidos estos cofrades, una dolencia «de la que no hay nada igual en la bibliografía, ni en ningún deporte», apunta Hinojosa.
«Es un esfuerzo de larga duración y va a través de intervalos porque hay paradas, que además no están controladas por los propios hombres de trono, sino por un mayordomo de procesión», explica.
Hinojosa añade que la dolencia aumenta todavía más al tratarse de un esfuerzo físico realizado con una sola parte del cuerpo: un solo hombro y no los dos.
El peso medio que carga un hombre de trono está entre los 15 y 21 kilos, aunque Hinojosa subraya que «casi siempre es mayor a los 21», carga que deja en el cuerpo diversos politraumatismos, por lo que «no se puede realizar cualquier actividad en un periodo de dos, cuatro o incluso seis días».
En la tesis, el autor explica también el cambio que se produce en la frecuencia cardiaca de los hombres de trono, ya que, a pesar de ser una actividad que se realiza andando, «al ir cargado, la frecuencia cardiaca aumenta conforme van pasando las horas y se acumula el peso».
Ante tales características, Hinojosa asegura que «cualquier persona no está preparada para llevar tanto peso en el hombro» y señala que esta acción «no es ni mucho menos una actividad saludable».
En comparación con los costaleros, característicos de muchas otras Semana Santas como la de Sevilla, Hinojosa aclara que hay «ciertas similitudes» entre ambas dolencias, pero que el costalero cuenta con turnos para llevar los pasos, por lo que es «un esfuerzo intenso, pero mucho más corto que el de los hombres de trono».
Según Hinojosa, este estudio deja la puerta abierta a que profesionales del mundo de la fisioterapia o de la nutrición amplíen lo expuesto en su tesis, ya que no hay estudios sobre las lesiones que causan los tronos o sobre la alimentación a seguir.
El objetivo que se marca el autor es que esta tesis sirva de guía para cuando alguien principiante saque un trono y esto no le suponga «una mala experiencia».
LOS COSTALEROS
Los costaleros, personas encargadas de portar sobre sus hombros los pasos de Semana Santa, llegan a soportar un peso de 50 kilogramos durante trayectos que pueden prolongarse hasta 14 horas. Al igual que cualquier deportista, los costaleros deben tener una cierta preparación física con el fin de evitar lesiones y soportar el agotador esfuerzo que la procesión exige.
Según ha explicado Manuel Alcantarilla, secretario del Colegio Andaluz de Fisioterapia, se aconseja ensayar regularmente los movimientos que se van a realizar durante la procesión y mantener una buena forma física general.
No obstante muchos de ellos no se preparan adecuadamente para esta dura actividad o adoptan posturas incorrectas durante la carga, lo que hace que aparezcan lesiones. Una parte importante de los costaleros son personas sedentarias, que no suele realizar ejercicio de forma regular durante el resto del año. “Es recomendable que todos los costaleros pasen por una consulta y se realicen un chequeo tres meses antes de la Semana Santa”.
Las lesiones más frecuentes suelen ser las sobrecargas musculares y las contracturas en la zona cervical, hombros, columna dorsal y lumbar. Estas lesiones suelen hacerse patentes a los pocos días después del esfuerzo y su incidencia es tan frecuente, que tras Semana Santa se duplica el número de consultas en los servicios de Traumatología.
Según explica José Ramón Tatay, jefe del Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología de USP Clínica Sagrado Corazón de Sevilla, “la carga del paso implica tres presiones diferentes: la que provoca la viga del paso, la ejercida por el costal que llevan en la cabeza y la presión del paso al caminar”. A todo esto hay que unir el esfuerzo realizado al levantar el paso, que es el momento de mayor sobrepeso.
De hecho, es en el momento de levantar el paso, cuando se produce un mayor riesgo de sufrir lesiones, puesto que el peso recae totalmente sobre el área situada entre la sexta y la séptima cervical.
Falta de revisiones
Acabada la Semana Santa, aquéllos que hayan sido costaleros deberían acudir a su médico para evitar lesiones si sienten alguna molestia. Por este motivo, los especialistas recomienden a los costaleros que se sometan a revisiones (estudio radiológico) antes de cargar los pasos para descartar cualquier deformación congénita o no de la columna vertebral, que pueda evolucionar a grave.
Según el doctor Tatay, el escaso número de personas que se somete a un estudio radiológico antes de ejercer de costaleros está motivado «por la devoción religiosa o las promesas realizadas por estas personas, que es más fuerte que el sufrimiento físico. Sin embargo, si se realizara un estudio de las lesiones provocadas por la carga de los pasos, se observaría realmente la magnitud del problema».
Acabada la Semana Santa, aquéllos que hayan sido costaleros deberían acudir a su médico para evitar lesiones si sienten alguna molestia
La duración de una procesión puede superar en ocasiones las 14 horas por lo que es conveniente beber agua y zumos durante el recorrido y así evitar la deshidratación. «No es bueno comer copiosamente, al menos tres horas antes de comenzar». Respecto a la ropa, los costaleros llevan un faja para proteger la zona lumbar y calzado cómodo para favorecer la transpiración.
Se requiere una columna sana para ser costalero, ya que la espalda desempeña un papel importante al realizar el levantamiento. Esta debe mantenerse recta, utilizando los miembros inferiores para impulsar el movimiento al alzar el peso. Por ellos se producen también bastantes lesiones en los miembros inferiores, al castigarse los cuádriceps, gemelos y rodillas.
La edad requerida para poder participar como costalero está entre los 18 y los 40 años. “Antes de la mayoría de edad el cuerpo no está completamente formado y pasados los cuarenta tampoco es aconsejable, aunque todo depende de la condición física de cada persona”, señala Alcantarilla.