Aunque existe más de una, la más generalizada cuenta que la sagrada imagen fue realizada en tiempo de los visigodos y escondida ante la conquista musulmana de la ciudad de Sevilla. Tras haber pasado el dominio musulmán, en el año 1314, un hombre humilde lo encontró en una acequia en el Campo de los Mártires, también llamado Prado de Santa Justa. El Crucificado tenía el brazo derecho desclavado, y se tocaba con su mano la llaga del costado. Al ser el convento de San Agustín el sitio más próximo, llevó la imagen a este lugar, y a vista de muchos, el brazo se extendió y se colocó en la Cruz. A partir de entonces se experimentaron en este Crucifijo milagros y prodigios que lo colocaron entre las imágenes a las que más acudían los sevillanos para implorar a Dios sus necesidades.
Fuente Fotosantiguasevilla