Sevilla se prepara para un final de 2024 cargado de procesiones, con 52 cortejos extraordinarios previstos, lo que plantea un reto logístico y financiero significativo para la ciudad. Estas procesiones, que incluyen eventos destacados como la procesión magna del 8 de diciembre con imágenes tan emblemáticas como el Gran Poder, la Macarena, el Cachorro y la Esperanza de Triana, requerirán un importante despliegue de personal de seguridad y recursos municipales.
Creciente Gasto en Seguridad Pública
El principal desafío que enfrenta el Ayuntamiento es el gasto en horas extras y productividades de la Policía Local. Con una plantilla de alrededor de mil efectivos, el personal disponible es insuficiente para cubrir los eventos multitudinarios de fines de semana. Este problema se ha acentuado con el aumento de eventos en la ciudad tras la pandemia, incluyendo procesiones, pruebas deportivas y conciertos.
Para afrontar la situación, el gobierno local se ha visto obligado a aumentar el presupuesto destinado a pagar horas extras, que superará por primera vez los 20 millones de euros en 2024, quintuplicando los 3,8 millones originalmente presupuestados. Esto se traduce en un elevado gasto para la ciudad, que podría afectar otras inversiones municipales.
Soluciones a Largo y Corto Plazo
La solución estructural más evidente es incrementar la plantilla de la Policía Local, que ha sufrido un envejecimiento debido a la jubilación anticipada a los 59 años. El Ayuntamiento ha anunciado la creación de un centenar de nuevas plazas antes de que termine el año, pero este proceso es lento y no será suficiente para las necesidades inmediatas.
A corto plazo, se podrían tomar medidas más drásticas, como limitar el número de eventos o aplicar las ordenanzas fiscales que permiten cobrar por la utilización de medios policiales en eventos privados. Aunque las cofradías alegan que sus actos son de carácter religioso y sin ánimo de lucro, la magnitud de las procesiones previstas plantea la necesidad de reconsiderar esta política.
Reto Logístico y Social
El frenesí cofrade que se avecina para el otoño de 2024 ha convertido las calles de Sevilla en un escenario continuo de eventos religiosos. Aunque estas manifestaciones tienen un profundo arraigo cultural y espiritual, su proliferación está generando un debate sobre el uso de los recursos públicos. La necesidad de equilibrar la devoción popular con la sostenibilidad financiera y la seguridad ciudadana es más urgente que nunca, mientras Sevilla se prepara para vivir un otoño inolvidable pero desafiante.