El pasado viernes 17 de enero de 2025, la parroquia de San Mateo de Lucena fue testigo de un evento muy especial para la comunidad religiosa: la presentación oficial del cartel y el logo conmemorativo del 50 aniversario de la fundación de la Cofradía Servita y Cristo de la Humillación. Este año marca medio siglo desde que esta hermandad comenzó su andadura, un hito que será recordado con orgullo y devoción.
El logo conmemorativo, una obra del reconocido artista D. Manuel Espejo Mármol, captura con maestría los elementos más representativos de la Cofradía. En el centro de la composición destaca la columna, símbolo que representa al Santísimo Cristo de la Humillación, fusionada de manera sublime con un corazón atravesado por siete espadas, elemento que evoca el profundo dolor de la Virgen María. Además, se incluyen detalles icónicos como la “S” y el clavo, que hacen alusión a los esclavos de María, reforzando la identidad de la hermandad. Un detalle especialmente simbólico es la sombra proyectada por la columna, que adopta la forma de una “L” como referencia a los 50 años de historia que ahora se conmemoran.
En paralelo, el cartel conmemorativo, obra del también destacado artista D. Manuel Arroyo Algar, complementa esta celebración con una composición digital cargada de significado y belleza. Sobre un fondo negro, característico del color corporativo de la Cofradía, emerge la figura de la Santísima Virgen María, irradiando luz y transmitiendo una emoción profunda al contemplar a su Hijo, el Santísimo Cristo de la Humillación. La escena representa el momento de recogimiento tras ser azotado, un instante de gran intensidad espiritual que captura la esencia de esta Cofradía.
Desde la Cofradía Servita y Cristo de la Humillación queremos expresar nuestro más sincero agradecimiento a ambos autores, D. Manuel Espejo Mármol y D. Manuel Arroyo Algar, por su talento y dedicación en la creación de estas obras que marcarán un antes y un después en nuestra historia. Este 50 aniversario no solo es una ocasión para recordar y celebrar, sino también para renovar nuestro compromiso con la fe y la tradición que nos une como comunidad.


