Un aniversario que llega sin intención de cambio
Han pasado veinticinco años desde que Córdoba vivió su última Madrugada con más de una hermandad recorriendo las calles. Lo que en otras ciudades andaluzas es un momento multitudinario y cargado de emoción, en la capital cordobesa se ha convertido en un horario que nadie reclama y que ninguna corporación contempla recuperar.
De una noche compartida a un escenario vacío
En los años noventa, varias cofradías intentaron consolidar un tramo nocturno conjunto durante la transición del Jueves al Viernes Santo. Sin embargo, la falta de participación, el descenso de nazarenos y la escasa presencia de público terminaron por desmantelar aquella propuesta. Con el cambio de siglo, la Buena Muerte quedó sola en esa franja, una situación que se ha mantenido inalterable.
A lo largo de este cuarto de siglo, nuevas hermandades han ingresado en la nómina oficial, otras han experimentado reestructuraciones de día u horario y la Carrera Oficial ha sido completamente rediseñada alrededor de la Catedral. Pero ninguna de estas transformaciones ha llegado a reabrir el debate sobre la Madrugada.
Un horario que no seduce a nadie
Ni las corporaciones históricas ni las más recientes se plantean asumir ese tramo nocturno. Para muchas, la Madrugada representa un esfuerzo logístico que no compensa: menos público, menos afluencia de hermanos y un ambiente que no termina de encontrar su sitio en la ciudad. Por ello, las opciones horarias se siguen concentrando entre el Domingo de Ramos y la tarde del Viernes Santo, dejando intacto el tramo más simbólico de la noche.
La noche sigue viva, pero sin Madrugada real
Aunque la franja oficial permanece sin competidores, algunas hermandades del Jueves Santo prolongan su estación de penitencia hasta bien entrada la madrugada. El Cristo de Gracia, el Caído o las Angustias regresan a sus templos ya metidos en el nuevo día, lo que aporta cierta actividad a la ciudad durante esas horas.
El único momento plenamente nocturno que se mantiene como tradición es la salida a medianoche de la Buena Muerte, que hoy concentra a cientos de personas en San Hipólito y genera un ambiente mediático que dista mucho del que existía hace 25 años.
Un futuro incierto que nadie parece querer explorar
El crecimiento de la Semana Santa cordobesa en número de hermandades, calidad artística y afluencia de público no ha ido acompañado de un replanteamiento del calendario nocturno. La Agrupación de Cofradías considera indispensable mantener la infraestructura activa durante toda la semana, pero ninguna corporación ha mostrado interés por aprovechar la franja que sigue vacante.
Si algún día Córdoba recuperará una Madrugada con más de una hermandad es, por ahora, una pregunta sin respuesta. Lo único claro es que, después de 25 años, la ciudad parece haber asumido esta ausencia como parte natural de su Semana Santa.


