La bendición de la primera fase del palio de la Virgen de la Victoria aumenta las ganas de ver a la Señora en procesión entre varales
«Sal bajo palio, Victoria, / que en los balcones más altos / ya ensayan vuelo las rosas». Los versos del poeta tuvieron su primer viso de realidad ayer domingo en la basílica de San Ildefonso, cuando la bendición de la primera fase del palio de la Virgen de la Victoria dejó imágenes históricas de la Señora en su paso procesional, cubierta por la obra del taller de Juan Carlos Colmenero.
Cada Domingo de Resurrección, la hermandad jiennense hace historia en cuanto toca calle y cierra hermosamente la Semana Santa de la capital, pero la de ayer fue una jornada excepcional, plena de emociones, que los cofrades vivieron intensamente en torno a la nueva estética del que supone el broche de oro a la Pasión jiennense y que no hizo sino abrir las ganas de ver en la calle a la Madre de Dios «bajo palio, meciendo bambalinas».
La bendición estuvo precedida de una misa oficiada por el párroco y capellán, Pedro Ortega, que puso los primeros aromas de incienso a un palio sorprendente ya desde su concepción cromática, sagrado toldo que permite que la luz del día lo traspase y bañe corona, manto, candelería, flores…
Y es que, como adelantó el hermano mayor de la cofradía, Francisco Jiménez, a este periódico, se trata de un elemento «sorprendente, en un color muy original, muy de la cofradía». Y tanto, como que resume en su cimbreo el vuelo de las capas de los nazarenos más llamativos de la Pasión de aquí.
Pudieron comprobarlo los muchos, muchísimos cautivados por esta Virgen de Muñoz Arcos que hicieron hueco ayer para acercarse a San Ildefonso y quedarse boquiabiertos ante María Santísima de la Victoria, que ahora, ya bajo palio, promete el triunfo de la belleza con vistas al próximo Domingo de Pascua de 2022.
