En el corazón de Triana, barrio de alma cofrade y leyenda viva, existe una historia singular que ha pasado de generación en generación entre los fieles y devotos de la Hermandad de la Esperanza de Triana. Una historia que no habla de prodigios sobrenaturales ni de milagros celestiales, sino de un caballo, una escultura y un apodo tan curioso como emblemático: “El Calamar Trianero”.
Un caballo con más tinta que historia
El origen de esta entrañable leyenda se remonta a los años 40 del siglo XX, cuando el reconocido imaginero Antonio Castillo Lastrucci fue encargado de esculpir las figuras del paso de misterio de Nuestro Padre Jesús de las Tres Caídas, una de las imágenes más veneradas y populares de la Semana Santa sevillana. El proyecto original contemplaba hasta once figuras, entre soldados romanos, sayones y personajes del cortejo bíblico, incluyendo al famoso esclavo etíope que finalmente no fue incorporado al conjunto procesional.
Para sufragar los costes de estas tallas, la hermandad organizó una suscripción popular que permitió a vecinos, hermanos y devotos colaborar económicamente, eligiendo incluso a qué figura querían que se destinara su donativo. Se llevaba un riguroso libro de cuentas donde se registraban todas las aportaciones y los nombres de los donantes. Fue entonces cuando comenzó a gestarse la leyenda.
El caballo más famoso de Triana
Entre todas las figuras del paso, hubo una que llamó especialmente la atención por la cantidad de aportaciones recibidas: el caballo que monta el centurión romano Quinto Cornelio. El registro del caballo fue, con diferencia, el que más tinta gastó. La libreta con los donativos para su talla estaba repleta de nombres y cantidades, mucho más que cualquier otra figura del misterio. Fue así como, con el característico humor popular de Triana, comenzó a circular el comentario: «¡Ese caballo tiene más tinta que un calamar!»
Desde entonces, el apodo de “El Calamar” se convirtió en parte del imaginario popular trianero, y hasta hoy es común escuchar entre los cofrades: “¿Sabes cómo se llama el caballo de Quinto Cornelio? ¡El Calamar Trianero!”
Un guiño entre historia, tradición y devoción
Más allá de la anécdota, esta leyenda refleja la profunda implicación del pueblo de Triana en su Semana Santa, la devoción hacia sus titulares y la manera única en la que el barrio mezcla la fe con la cercanía, la memoria colectiva y el humor. La figura del caballo, tallada con maestría y que acompaña cada Madrugá al Señor de las Tres Caídas, es hoy mucho más que un elemento artístico del paso: es símbolo de unión, esfuerzo popular y alma trianera.
Así, lo que empezó como una simple frase jocosa en una libreta de donativos, se ha convertido en parte esencial del folclore cofrade de Sevilla. Porque en Triana, hasta los caballos tienen nombre… y este, sin duda, lleva tinta de leyenda.

