La Cuaresma malagueña encuentra en el Vía Crucis de Antorchas de la Hermandad del Monte Calvario uno de sus actos más emblemáticos y cargados de tradición, un ejercicio penitencial que año tras año atrae a cientos de devotos y curiosos por su sobriedad y su profundo sabor cofrade. Este 8 de marzo de 2025, primer sábado de Cuaresma, la imagen del Santísimo Cristo Yacente de la Paz y la Unidad, obra del imaginero Antonio Eslava Rubio, presidirá este singular recorrido que partirá a las 21:00 horas desde la Basílica y Real Santuario de Santa María de la Victoria, tras la conclusión del quinario en su honor, para dirigirse hacia la Vía Dolorosa del Monte Calvario, culminando en la histórica ermita que lleva su nombre. El cortejo, iluminado por las antorchas portadas por los hermanos de la cofradía, recorrerá un itinerario que incluye la Plaza del Santuario, Plaza de Alfonso XII, Amargura y la empinada Vía Dolorosa, un trayecto que evoca el camino de Cristo al Calvario y que convierte esta cita en un momento único de oración y recogimiento en el calendario litúrgico de Málaga. La urna que alberga al Cristo, realizada por el taller de Orfebrería Montenegro, destaca por su diseño austero y elegante, acorde con la esencia cuaresmal, mientras que el acompañamiento musical de la Capilla Musical Caeli, con piezas como el «Christus Factus Est», añade un toque de solemnidad a la procesión que resuena entre las calles y las cruces del monte.
Este Vía Crucis, que combina historia, fe y un ambiente casi místico bajo la luz de las antorchas, no solo marca el regreso del Cristo Yacente a su ermita tras los cultos en el Santuario de la Victoria, sino que también reafirma la identidad de la Hermandad del Monte Calvario como custodio de una tradición que se remonta décadas atrás y que ha sabido mantener su esencia sencilla y espiritual. La imagen, bendecida en 1970 y restaurada tras el incendio de 2006 por Juan Manuel Miñarro, será portada en andas por los hermanos, quienes, junto a las antorchas, guiarán el rezo de las catorce estaciones en un ascenso que tiene como telón de fondo la ciudad iluminada. La Hermandad, arraigada en la devoción a San Francisco de Paula y vinculada históricamente a los frailes Mínimos, ofrece con este acto una experiencia que trasciende lo meramente cofrade, invitando a Málaga a sumarse a una noche de reflexión y belleza que prepara el camino hacia la Semana Santa 2025.


