La devoción a la Esperanza Macarena de Sevilla no solo despierta el fervor de miles de fieles cada año durante la Semana Santa. También encierra uno de los grandes enigmas de la historia cofrade y urbana de la capital andaluza: el verdadero origen del nombre “Macarena”.
Aunque la Hermandad incorporó oficialmente este nombre en el siglo XX, el pueblo ya la llamaba así mucho antes. “Macarena” se convirtió no solo en un nombre de barrio, sino en símbolo de fe, historia y emoción popular. Pero, ¿de dónde proviene realmente este nombre?
Los investigadores aún no se han puesto de acuerdo. A día de hoy, se manejan cinco teorías principales que vinculan el término con distintas épocas históricas: desde la Sevilla tartésica y fenicia, hasta el periodo almohade, pasando por las etapas griega, romana y paleocristiana.
1. Origen fenicio: el «camino de los macarenos»
La hipótesis más antigua sitúa el origen en la civilización fenicia. Según esta teoría, existía un antiguo «camino de los macarenos» que conectaba el actual barrio de la Macarena con el Cerro Macareno, en La Rinconada.
Este yacimiento fue habitado por los Tartessos en el siglo VIII a.C. El nombre habría sobrevivido gracias a su uso toponímico, evolucionando fonéticamente a través de los idiomas dominantes (griego, latín, árabe) hasta llegar al castellano como «Macarena».
2. Herencia griega: la hija de Hércules
La segunda teoría se remonta a la mitología griega. Sevilla reconoce tradicionalmente a Hércules como su fundador, y una leyenda cuenta que una de sus hijas se llamaba Macarisuena o Macaria.
El nombre habría quedado como recuerdo legendario en esta parte norte de la ciudad. La inscripción de la Puerta de Jerez, donde se menciona a Hércules como creador de la ciudad, refuerza esta conexión clásica con la Macarena.
3. Raíz latina: la villa de Macarius
Una tercera posibilidad propone que “Macarena” deriva de Macarius, un patricio romano que poseía una villa extramuros en la zona norte de Híspalis (la Sevilla romana).
De “Macarius” se habría pasado a “Macarena”, aplicando el sufijo toponímico “-ena”, presente en otros nombres andaluces como Marchena, Gerena o Mairena. Aunque no hay documentación arqueológica que lo confirme, la evolución lingüística es coherente.
4. Influencia paleocristiana: Santa Macrina
Entre las teorías más recientes y con más respaldo histórico está la paleocristiana. Se vincula con Santa Macrina, figura muy venerada por los monjes basilios.
En 1595 se fundó la Hermandad de la Esperanza en el convento de San Basilio, por un comerciante griego llamado Nicolao Triarchi. Su cultura religiosa reconocía la figura de Santa Macrina, hermana y abuela de San Basilio el Grande.
De hecho, se sabe que en San Gil y San Basilio existía una imagen de Santa Macrina junto a la de la Virgen de la Esperanza. A nivel fonético, Macrina pudo evolucionar fácilmente a “Macarena”, y a nivel estético, algunos estudios han detectado similitudes escultóricas entre ambas imágenes.
5. Teoría musulmana: la puerta de Bab-al-Makrin
La hipótesis más apoyada actualmente por los historiadores es la de origen almohade. En la antigua muralla islámica de Sevilla, la puerta norte recibía el nombre de “Bab-al-Makrin”, lo que podría haberse castellanizado como “Macarena”.
El cronista Alonso Morgado, en su Historia de Sevilla (1587), mencionó a un moro principal llamado Macarena, que atravesaba dicha puerta para dirigirse a sus tierras. En esa zona existía una pequeña torre conocida como la Torrecilla de Macarena, y el paraje también era conocido como “alquería de Maqrana”.
Esta vía de paso, conocida como “Mamarr al-Sabila” o “camino de los viajeros”, estaba situada junto al actual cementerio de San Fernando y pudo haber dado origen al nombre que hoy conocemos.
Un legado que va más allá del tiempo
Estas cinco teorías —fenicia, griega, latina, paleocristiana y musulmana— revelan la complejidad y profundidad del nombre Macarena. Más allá de su uso devocional y popular, es un testimonio vivo de la herencia multicultural de Sevilla.
Sea cual sea su verdadera raíz, el término ha sobrevivido a los siglos con fuerza propia. Hoy, es sinónimo de barrio, Virgen, historia, devoción y alma sevillana.
Como dice la sevillana popular: “Tu nombre qué bien me suena, Macarena”. Porque más allá de las crónicas y teorías, la fe y el pueblo lo han convertido en un símbolo eterno del corazón de Sevilla.

