Monseñor José Rico Pavés, obispo de la Diócesis de Asidonia-Jerez, ha cerrado la puerta a la posibilidad de celebrar procesiones extraordinarias vinculadas al Año Jubilar bajo el lema Peregrinos de la Esperanza. En una declaración reciente, el prelado ha recordado que la Magna Mariana, celebrada al inicio de este tiempo jubilar, fue el evento extraordinario previsto y que no existe intención de organizar otros actos similares en este contexto.
Una postura clara contra la proliferación de procesiones
Rico Pavés ha explicado que la Magna Mariana se programó estratégicamente para evitar coincidencias con posibles iniciativas del Papa Francisco durante el Año Jubilar. “Desde el principio dije que habría una Magna, y no dos, y eso es lo que mantengo”, afirmó, enfatizando que cualquier propuesta adicional no cuenta con su respaldo ni se enmarca en los planes diocesanos para el Jubileo. En este sentido, invitó a los cofrades a participar en el Jubileo de las Hermandades y Cofradías en Roma, destacando que la motivación principal debe ser la llamada del Papa y no solo la devoción por una imagen o un paso.
El obispo subrayó que multiplicar eventos extraordinarios podría diluir la singularidad de la Semana Santa y afectar su riqueza espiritual. “Si se multiplica lo extraordinario, se pierde la singularidad de lo propio”, advirtió, comparando esta tendencia con la celebración anticipada de la Navidad sin referencia a su significado original.
Respeto al calendario litúrgico como prioridad
Monseñor Rico Pavés defendió la necesidad de alinear las expresiones de piedad popular con el ritmo del año litúrgico, evitando “adulterar” su sentido. Según el obispo, cada tiempo tiene su propósito: la Cuaresma para acompañar a Cristo en su Pasión, y los momentos de gloria para celebrar la Resurrección o el testimonio de los santos. “Sacar de su contexto las expresiones de muerte y resurrección significa que no le estamos mirando a Él, sino a la imagen en un sentido más débil”, reflexionó.
El prelado también señaló que las procesiones fuera de la Cuaresma y la Semana Santa, especialmente de imágenes pasionales, podrían generar “desorientación” entre los fieles, a pesar del entusiasmo de algunos cofrades que calificó de “infatigables”. En su opinión, las procesiones extraordinarias deben limitarse a ocasiones reguladas, como aniversarios significativos (cada 25 años), y no responder a deseos espontáneos de salir a la calle.
Alternativas para las hermandades
En lugar de procesiones, Rico Pavés propuso a las hermandades explorar otras formas de enriquecer su vida espiritual y su aporte a la comunidad. Entre sus sugerencias destacó la organización de exposiciones históricas que muestren los orígenes, raíces y contribuciones de las cofradías a la fe de Jerez a lo largo del tiempo. “Una de las grandes riquezas de las hermandades es ser testigos de la historia de fe de un pueblo”, afirmó, animándolas a destacar cómo han transmitido el amor a sus titulares de generación en generación.
Un mensaje de conversión y esperanza
El obispo cerró su intervención con un llamamiento a las hermandades para que orienten su vida hacia Cristo, permitiendo que Él sea el centro de sus actividades. “No hay esperanza sin conversión”, subrayó, recordando que el verdadero sentido del Año Jubilar y de la labor cofrade reside en vivir el perdón y ofrecerlo a los demás.
Esta postura, reflejada también en el decreto emitido al inicio del año litúrgico, reafirma el compromiso de la diócesis de Asidonia-Jerez de preservar la autenticidad de las celebraciones litúrgicas, invitando a los cofrades a reflexionar sobre el propósito profundo de su devoción. Para quienes esperaban nuevas procesiones extraordinarias en 2025, las palabras de Rico Pavés marcan un punto de inflexión, apostando por una Cuaresma y Semana Santa centradas en su esencia espiritual.

