La Hermandad del Baratillo es una de las cofradías más emblemáticas de la Semana Santa de Sevilla. Sin embargo, su nombre ha despertado curiosidad a lo largo de los años, sobre todo al asociarse con la palabra «baratillo», que, según la Real Academia Española (RAE), hace referencia a un «conjunto de artículos, nuevos o usados, puestos a la venta a bajo precio», e incluso a objetos «especialmente robados». A primera vista, este término parece incongruente con los valores de una hermandad religiosa, por lo que surge una pregunta natural: ¿por qué la Hermandad del Baratillo lleva este nombre?
El barrio del Baratillo: mercaderes y picaresca
Para entender la denominación de la Hermandad, es necesario retroceder al Siglo de Oro de Sevilla, cuando la ciudad se encontraba en su apogeo como el principal puerto del mundo, controlando el comercio con América. En aquella época, el Arenal era una extensa llanura que se extendía desde la Puerta Real hasta la Torre del Oro, y albergaba diversos gremios que formaban sus propios barrios: los pescadores en los Humeros, los carpinteros en la Cestería y los toneleros en la Carretería.
En el centro de esta bulliciosa zona se encontraba el baratillo, un mercado donde predominaba la compraventa de todo tipo de objetos, tanto legales como de dudosa procedencia. Era un lugar donde la picaresca jugaba un papel clave, y donde, tal como recoge la tercera acepción de la RAE, se vendían artículos «robados» o provenientes del contrabando.
Esta actividad mercantil del barrio quedó reflejada en la historia de la hermandad. Un claro ejemplo de ello es la anotación en un libro de cuentas del año 1709, que menciona que el balance económico de la cofradía no se presentó a tiempo porque los hermanos «andaban en las ferias», una muestra de la intensa vida comercial que caracterizaba a los miembros de la corporación.
La peste de 1649 y el monte del Baratillo
El origen de la Hermandad del Baratillo no se puede entender sin mencionar el trágico suceso de 1649, cuando una epidemia de peste diezmó la población sevillana. Lo que hoy conocemos como la Plaza de Toros de la Maestranza, en aquel entonces era conocido como el Monte del Baratillo, un vertedero de escombros, basura y restos. Tras la peste, este lugar se utilizó para enterrar a las miles de víctimas que dejó la enfermedad.
Para honrar a los fallecidos, los vecinos del barrio colocaron una cruz de hierro, que rápidamente se convirtió en un lugar de oración. Sin saberlo en ese momento, ya estaba comenzando a germinar la semilla de lo que más tarde sería la Hermandad del Baratillo, fundada formalmente en 1693. La devoción de los vecinos por honrar a las víctimas de la peste y su compromiso con la cruz marcaron el inicio de esta hermandad, cuyo nombre estaría profundamente vinculado al barrio donde surgió.
Un nombre con historia y significado
El nombre de la Hermandad del Baratillo es, por tanto, un reflejo del contexto social y económico de la Sevilla del Siglo de Oro. Aunque la definición actual de «baratillo» pueda parecer chocante para una entidad religiosa, la cofradía toma su nombre del barrio donde nació, un lugar marcado tanto por la actividad mercantil como por la devoción popular. Lo que comenzó como un mercado de comerciantes y vendedores, algunos de dudosa reputación, acabó siendo el hogar de una hermandad que, desde su fundación, ha mantenido viva la tradición y el fervor religioso en Sevilla.


