La salida extraordinaria del Santo Crucifijo de San Agustín marcó un hito en la memoria colectiva de Sevilla. Este emblemático Cristo, cuya última procesión tuvo lugar el 14 de marzo de 1926, volvió a recorrer las calles de la ciudad en un evento que ha sido calificado como histórico, no solo por su excepcionalidad, sino también por la profunda carga simbólica que encierra.
Una Imagen para la Historia
El Santo Crucifijo asomó por la Plaza Virgen de los Reyes, dejando una estampa única en el corazón de Sevilla. Generaciones enteras no habían vivido un momento tan especial. Desde su última procesión, la ciudad ha atravesado hitos cruciales: una guerra civil, una dictadura, la transición democrática, el cambio de siglo y de milenio, y más recientemente, una pandemia que marcó un antes y un después en nuestras vidas.
La procesión se caracterizó por su solemnidad y el numeroso público que la acompañó, con momentos destacados como el paso frente a altares efímeros. Entre ellos, destacó un balcón decorado con una imagen de la Virgen de Consolación frente a la parroquia de Santa Cruz, así como otro altar particular con una réplica de Nuestra Señora de Aguas Santas. Estos detalles añadieron un toque especial a una jornada inolvidable.
Debate en la Hermandad: ¿Un Tercer Paso?
La procesión extraordinaria reavivó el debate dentro de la hermandad sobre la posibilidad de incorporar al Santo Crucifijo como tercer paso en la procesión del Domingo de Ramos. Muchos asistentes comentaron la oportunidad que representaría incluir esta devoción histórica en el cortejo regular, algo que parte de los hermanos ven como un anhelo legítimo.
El hermano mayor de la hermandad aseguró que el crucificado solo saldrá en ocasiones extraordinarias, pero como ocurre en toda organización, las juntas de gobierno cambian y con ellas, las decisiones. “¡Cuánto ganaría la hermandad al incorporar esta imagen que durante siglos fue una de las devociones cristíferas más importantes de Sevilla!”, reflexionaban algunos fieles al término de la procesión.
Un Legado Religioso de Valor Incalculable
La salida del Santo Crucifijo no solo permitió a los sevillanos revivir una tradición casi centenaria, sino también reflexionar sobre la importancia de preservar y valorar su legado religioso. Este acto extraordinario no fue solo una procesión, sino un recordatorio de cómo la fe y la historia se entrelazan para crear momentos que trascienden el tiempo.

