La Parroquia Mayor de San Pedro de Huelva acogerá hoy jueves 27 de marzo, a partir de las 20:30 horas, la decimoquinta edición de su tradicional Vía Crucis parroquial, presidido por la venerada imagen del Señor Cautivo. Este acto, que marca un momento destacado de la Cuaresma onubense, regresa este año a las calles del centro de la ciudad tras verse confinado al interior del templo en 2024 debido a las obras en la Plaza de San Pedro y su entorno.
Un itinerario renovado
En esta ocasión, el recorrido del Vía Crucis presenta una modificación significativa respecto a años anteriores. Debido a ajustes urbanísticos y para centrar el acto en el corazón de la feligresía, se suprime el paso por el Paseo de Santa Fe y la calle La Fuente, habituales en ediciones pasadas. El rezo comenzará en el interior de la Parroquia Mayor de San Pedro, desde donde la imagen saldrá a las 20:30 horas para dirigirse por la calle Licenciado Juan Agustín de Mora hasta la Plaza de San Pedro. Será en este emblemático espacio donde se desarrollarán las catorce estaciones del Vía Crucis, convirtiendo la plaza en el escenario principal de esta manifestación de fe.
El Señor Cautivo y la comunidad parroquial
El Señor Cautivo, una imagen de honda devoción en Huelva atribuida al escultor Antonio Bidón Vigil de Quiñones (década de 1940), será portado en unas andas sencillas, exornadas tradicionalmente con claveles rojos y escoltado por faroles de guardabrisa. Vestirá su característica túnica blanca, escapulario trinitario y potencias sobredoradas, simbolizando su entrega y cautiverio antes de la Pasión. Acompañarán al Señor las cinco hermandades con sede en la parroquia —Borriquita, Pasión, Buena Muerte, Descendimiento y Santo Entierro—, junto al resto de la comunidad parroquial, que participará con cirios encendidos, alumbrando el caminar del Cautivo por las calles.
Aunque no se ha confirmado oficialmente el acompañamiento musical, es habitual que un trío de capilla —en años anteriores, procedente del Liceo de Moguer— ponga los sones sobrios que marcan el rezo de cada estación, un detalle que refuerza la austeridad y el recogimiento del acto.

