La configuración del misterio que acompaña al Santísimo Cristo de las Aguas siempre ha generado conversación en el mundo cofrade gaditano. A lo largo de décadas, la Hermandad ha ensayado diversas formas de representar la escena, pero hay un elemento que destaca especialmente por su singularidad: la presencia de San Longinos a caballo, una iconografía poco habitual en los pasos de la ciudad y que continúa despertando interés y debate.
Un proyecto que se remonta a los orígenes de la Hermandad
Desde los primeros años de vida de la corporación, fundada en los años cuarenta del siglo XX, existía la intención de incorporar esta figura ecuestre. Sin embargo, no sería hasta los años noventa cuando el proyecto se materializó. El escultor Francisco Javier Navarro Moragas culminó en 1995 la talla que actualmente forma parte del conjunto procesional.
Antes de esa incorporación definitiva, la Hermandad había estudiado diferentes posibilidades. Algunas quedaron en simples bocetos; otras, en ideas que nunca pasaron del ámbito interno. La configuración del misterio ha sido siempre objeto de reflexión, intentando conjugar fidelidad histórica, equilibrio estético y devoción popular.
Las distintas imágenes que han acompañado al Cristo
A lo largo del tiempo, el Cristo —ya fuera el titular primitivo del siglo XVIII, conservado en San Antonio, o la soberbia talla de Francisco Buiza— ha procesionado con un acompañamiento muy diverso.
Entre esas imágenes han figurado:
- La Virgen en su advocación de la Luz, antes de hacerlo bajo palio.
- Dolorosas vinculadas a la Hermandad o cedidas temporalmente, como la del Oratorio de San Felipe Neri o la primera imagen de la Virgen de Guadalupe.
- San Juan, tanto en la antigua talla titular de la Asociación de Discípulos como en la imagen obra del propio Buiza, posteriormente policromada por Berlanga de Ávila.
- El ángel alegórico que recoge la Sangre del Señor, presente prácticamente desde los comienzos.
- Santa María Magdalena, representada en diferentes imágenes hasta la realizada para la Hermandad por José Miguel Sánchez Peña, hoy no incorporada al paso.
Las Reglas actuales especifican que el misterio debe estar formado por la Madre, San Juan Apóstol, Santa María Magdalena, el ángel alegórico y la figura de San Longinos a caballo.
Las propuestas históricas para representar a San Longinos
El primer intento documentado de incluir a San Longinos ecuestre apareció en 1945, cuando el escultor José Luis Pires Azcárraga presentó un boceto de fuerte carácter narrativo. Su propuesta dividía el misterio en dos bloques: por un lado, una guardia romana en la que ya aparecía Longinos montado; por otro, varias figuras al pie de la Cruz, incluyendo la Virgen, San Juan, María Magdalena y José de Arimatea. El proyecto nunca llegó a ejecutarse, pero revela el interés temprano de la Hermandad por esta iconografía.
Un segundo impulso llegó en 1971, cuando Jesús Santos, después de restaurar a la antigua imagen del Cristo, elaboró otro boceto que tampoco cuajó. Durante los años siguientes se mantuvo el debate, pero sin avances formales.
La llegada del cincuentenario de la Hermandad reactivó definitivamente la idea. Fue entonces cuando se encargó a Navarro Moragas la talla del actual San Longinos, cuya presencia —imponente y polémica a partes iguales— se estrenó en 1995.
Un debate abierto en la Hermandad
Con la renovación de la Junta de Gobierno, la corporación ha mostrado interés en seguir estudiando la configuración del misterio, buscando una propuesta más equilibrada y coherente en torno al Cristo. La prioridad, señalan desde distintos sectores cofrades, es que todas las figuras mantengan armonía con la extraordinaria talla del Crucificado y con el San Juan de Buiza.


