La Hermandad de Nuestra Señora de la Salud y Santiago Apóstol de Antequera ha dado un paso de especial relevancia en su historia reciente tras aprobar, en Cabildo General de Hermanos, el diseño del nuevo trono procesional que portará a su Sagrada Titular en las próximas estaciones de penitencia. La decisión fue respaldada por unanimidad, reflejo del consenso y la ilusión existente en el seno de la corporación.
Este acuerdo supone el punto de partida de un ambicioso proyecto patrimonial que viene a reforzar el legado artístico y devocional de la hermandad, llamada a seguir creciendo en identidad y presencia dentro de la Semana Santa antequerana.
Un proyecto con sello artístico y vocación de futuro
El diseño aprobado es obra del reconocido Ángel Sarmiento Burgos, quien ha concebido un trono que bebe de la tradición procesional andaluza sin renunciar a un lenguaje artístico actualizado. El proyecto busca potenciar la estética y solemnidad de Nuestra Señora de la Salud, ofreciendo un conjunto armónico que engrandezca su presencia en la calle y favorezca el recogimiento y la devoción de los fieles.
Desde la hermandad se ha destacado que no se trata de una iniciativa inmediata, sino de un proyecto de largo recorrido, cuidadosamente planificado para ejecutarse por fases, garantizando la calidad artística y el respeto a los valores históricos de la corporación.
Patrimonio, fe y legado para Antequera
La aprobación del nuevo trono procesional se enmarca dentro del firme compromiso de la Hermandad de la Salud con la conservación, enriquecimiento y proyección del patrimonio cofrade. La futura obra está llamada a convertirse en un elemento identitario no solo para la hermandad, sino también para la ciudad de Antequera, sumándose al valioso conjunto artístico que define su Semana Santa.
Con este paso, la corporación reafirma su voluntad de dejar un legado sólido a las generaciones venideras, entendiendo el patrimonio como una expresión viva de fe, arte y tradición.
El nuevo trono procesional de Nuestra Señora de la Salud se proyecta así como un símbolo destinado a perdurar en el tiempo, marcando una nueva etapa en la historia de la hermandad y consolidando su camino hacia el futuro.


