En 1979 la Hermandad de los Gitanos vivió uno de los episodios más singulares de su historia reciente. Ese año, el Cristo de la Salud procesionó con un nuevo cuerpo realizado por Luis Álvarez Duarte, inspirado en la célebre zancada del Gran Poder. La modificación, lejos de convencer a la corporación y a los devotos, generó un profundo debate interno y apenas se mantuvo tres años.
El intento de trasladar la fuerza del Gran Poder
La zancada del Gran Poder de Sevilla, inimitable por su fuerza plástica y devocional, ha sido objeto de intentos de recreación en otras tallas. En el caso del Señor de la Salud de los Gitanos, la iniciativa surgió en 1979, bajo el mandato como hermano mayor de Antonio Moreno. La imagen, obra de Fernández-Andés en 1938, era un candelero al que se le añadían brazos, manos y piernas, sin un cuerpo completo.
Para dignificarlo, Moreno encargó a Álvarez Duarte un cuerpo anatomizado que pudiera lucirse en el nuevo paso procesional diseñado por Antonio Martín y adornado con imaginería de Buiza. Duarte quiso otorgarle al Cristo de los Gitanos la misma zancada adelantada del Gran Poder, alargando de forma notable la pierna derecha. El resultado ofrecía un perfil llamativo pero extraño, que desnaturalizaba la postura original del Señor.
Una decisión que no convenció a la hermandad
La reacción fue inmediata. Muchos hermanos consideraron que la nueva disposición rompía con la identidad de la talla y acercaba en exceso al Cristo de los Gitanos al estilo del Gran Poder, hasta el punto de salir en aquellos años con una túnica morada lisa muy similar a la del Señor de Sevilla.
El descontento llevó pronto a planear la rectificación. En 1982, tras apenas cuatro salidas procesionales —las Madrugadas de 1979, 1980 y 1981, además de la extraordinaria del 12 de octubre por el centenario de la llegada a San Román—, se encargó un nuevo cuerpo que devolvía al Señor de la Salud su fisonomía original.
Un precedente en la Semana Santa de Sevilla
Este episodio no fue único. Ya en 1977, Antonio Castillo Lastrucci había modificado el Cristo de la Misericordia de las Siete Palabras adelantándole también la pierna para imitar la zancada del Gran Poder. El experimento, al igual que con los Gitanos, no alcanzó la aceptación deseada.
La experiencia de 1979 dejó claro que la zancada del Señor del Gran Poder es irrepetible. Ningún escultor, ni siquiera Juan de Mesa al realizar otras tallas, ha logrado transmitir la misma fuerza y majestuosidad que caracterizan al Señor de Sevilla.

