La ausencia de agentes de la Policía Nacional delante de los pasos en las procesiones extraordinarias de Sevilla se ha convertido en una realidad desde hace unos años. Aunque durante la Semana Santa sí mantienen un papel esencial en el control de bullas, seguridad y orden público, este acompañamiento directo ha dejado de considerarse competencia del cuerpo fuera de esos días señalados, lo que ha generado un notable cambio en el funcionamiento de los cultos externos que llenan el calendario cofrade.
Según la Subdelegación del Gobierno, no existe un protocolo modificado ni una decisión reciente, sino que las procesiones extraordinarias no se contemplan como un problema de orden público, sino como una cuestión de aforo y circulación, funciones que corresponden a la Policía Local. La Policía Nacional solo interviene ahora desde la distancia, con retenes situados a cierta lejanía del cortejo y con la premisa de actuar únicamente si ocurre alguna incidencia.
En la práctica, esto supone que el cuerpo ya no controla directamente las aglomeraciones que se producen alrededor de los pasos, una labor que sí realiza cada Semana Santa debido a la coincidencia de múltiples cofradías, la elevada concentración de personas y la alerta antiterrorista. En las extraordinarias, salvo casos excepcionales como la procesión magna del pasado año, su presencia se limita a una vigilancia más general y menos operativa.
Fuentes policiales indican además que existe una instrucción interna para mantener una mayor distancia institucional respecto a actos religiosos. Por ello, cuando agentes acompañan a un paso en una procesión extraordinaria lo hacen solo como representación institucional, de forma voluntaria y sin funciones de seguridad ciudadana, como ocurrió en la reciente misión de la Esperanza de Triana.
El principal problema surge por el enorme crecimiento de estas procesiones extraordinarias, que ya se cuentan por decenas al año y que reúnen a un público masivo. Ejemplos recientes —como la salida de la Esperanza de Triana, el regreso de la Estrella o la procesión del Museo en pleno horario comercial— han evidenciado la dificultad para controlar las masas y garantizar la fluidez del tránsito, especialmente en las estrechas calles del Centro.
Ante esta situación, algunas hermandades están recurriendo a seguridad privada para proteger sus comitivas y asegurar el avance del cortejo, una solución cada vez más frecuente ante la falta de despliegue público específico. El sindicato policial Jupol valora positivamente esta medida, subrayando que los agentes nacionales no pueden hacerse cargo de actos que no forman parte de sus competencias y recordando el sobreesfuerzo que realizan durante la Semana Santa por un salario insuficiente.
Aun así, algunos policías lamentan que esta decisión acabará provocando que la tradicional imagen de agentes escoltando pasos en Sevilla desaparezca progresivamente, incluso en la propia Semana Santa.
El subdelegado del Gobierno, por su parte, ha confirmado que ya se está revisando el dispositivo de seguridad para la Semana Santa 2026, aunque por ahora no se prevé ningún cambio respecto al papel de la Policía Nacional en las procesiones extraordinarias.


