En el corazón del fervor mariano sevillano, la Esperanza Macarena ocupa un lugar único: icono devocional, símbolo patrimonial y emblema identitario de toda una ciudad. Sin embargo, pocos conocen que existe una réplica de la Virgen de la Esperanza que nunca ha procesionado ni ha sido mostrada al público. Una imagen silenciosa, oculta, nacida del temor y la necesidad de proteger lo que para muchos es lo más sagrado de Sevilla.
La historia: una copia por miedo a la guerra
En 1936, con la amenaza de la Guerra Civil en el horizonte y tras un incendio en la iglesia de San Gil (sede histórica de la Hermandad), la corporación fue trasladada provisionalmente a la Iglesia de la Anunciación. El miedo a que la imagen original pudiera perderse llevó a los responsables de la hermandad a encargar una réplica.
El autor no podía ser otro que Antonio Castillo Lastrucci, uno de los más grandes imagineros del siglo XX. En calidad de hermano y prioste de la hermandad, Lastrucci realizó un busto no policromado, un “vaciado” fiel al rostro de la Macarena original, con el único fin de preservar su esencia en caso de desastre. El encargo fue financiado por el general Queipo de Llano, cuyo cuerpo fue retirado de la Basílica de la Macarena en 2022, tras años de polémica.
¿Dónde está ahora?
La réplica permanece custodiada por la Hermandad de la Macarena en la más estricta intimidad. Nunca se ha expuesto públicamente, ni ha sido llevada a culto. Solo un reducido grupo de hermanos han podido contemplarla, lo que ha alimentado el aura de misterio que rodea esta pieza única del patrimonio cofrade.
Una práctica extendida en la actualidad
Lo que entonces fue una medida extraordinaria, hoy se ha convertido en una costumbre: muchas hermandades digitalizan sus imágenes o elaboran copias de seguridad para evitar la pérdida de sus titulares, ya sea por deterioro, robo, incendio o catástrofe. Pero en el caso de la Macarena, no fue una copia cualquiera, sino una realizada por uno de los máximos exponentes del realismo devocional en la imaginería andaluza.
Castillo Lastrucci: el alma detrás del rostro
Antonio Castillo Lastrucci (1878–1967) fue autor de más de 450 imágenes sacras repartidas por toda España. Su estilo, marcado por la expresividad y el dramatismo, sigue definiendo hoy el imaginario popular de la Semana Santa sevillana. Entre sus obras más emblemáticas destacan Nuestro Padre Jesús de la Redención, María Santísima del Dulce Nombre y la Hiniesta Gloriosa, todas en Sevilla.
¿Verá la luz algún día?
La gran incógnita permanece: ¿permitirá la Hermandad de la Macarena que esta réplica sea alguna vez contemplada por los fieles? ¿Será mostrada como testimonio histórico, como parte de una exposición sobre la devoción o el arte sacro? Por ahora, la respuesta parece ser un prudente silencio.
Mientras tanto, Sevilla sigue mirando al rostro de su Esperanza en cada madrugada de Viernes Santo… sin saber que, en algún rincón, otro rostro —idéntico y oculto— vela por su memoria.

