ras meses de minuciosa restauración, Nuestra Señora de la Esperanza Macarena volverá muy pronto a su lugar en la Basílica, recuperando la majestuosidad y el significado que han marcado su historia durante siglos.
El reconocido restaurador Pedro Manzano, encargado del proyecto, asegura que el trabajo se ha realizado con la máxima dedicación y respeto, buscando preservar la esencia devocional de la Imagen. Cada intervención, explica, se ha llevado a cabo con sensibilidad para mantener intacta la mirada y la expresión que tantos fieles reconocen como símbolo de refugio y consuelo.
Durante todo el proceso, Manzano subraya la importancia de respetar la veneración de los devotos y conservar la riqueza histórica y artística que la Virgen ha legado a generaciones enteras. «Servir a la Esperanza Macarena ha sido un honor profesional y humano que jamás olvidaré», señala el restaurador.
El regreso de la Virgen, según Manzano, no solo representa un momento de alegría para los fieles, sino también un símbolo de continuidad de la tradición y del profundo vínculo espiritual que une a la Hermandad y a la ciudad con la Imagen.
El restaurador también ha querido agradecer a la Hermandad, a la Junta de Gobierno y a todos los miembros de las comisiones de seguimiento y consultiva, cuyo apoyo, paciencia y confianza fueron esenciales para el éxito del proyecto.
La Esperanza Macarena regresará al culto con un aspecto renovado, combinando autenticidad, dignidad y grandeza, atributos que reflejan la historia y el legado de esta venerada Imagen sevillana.


