En el número 107 de la revista Archivo Hispalense, editada por la Diputación de Sevilla, los historiadores Jorge Alberto Jordán Fernández y Sergio Ramírez González han confirmado la atribución al escultor Gabriel de Astorga (1804–1895) de la imagen de la Virgen del Carmen venerada en la iglesia conventual de San Buenaventura de Sevilla.
Según el estudio titulado Una aportación al catálogo del escultor Gabriel de Astorga en Sevilla, la imagen responde claramente a los estilemas marianos letíficos característicos del autor, visibles en otras obras documentadas como la Inmaculada Concepción de Olivares. Rasgos como el gesto melancólico, el estrabismo, las cejas arqueadas, el prognatismo con hoyuelo y la boca menuda y cercana a la nariz, permiten identificar la mano de Astorga, en línea con imágenes como la Divina Pastora de Santa Ana (Triana), la Virgen de las Nieves de Los Palacios, o la Inmaculada de Higuera de Vargas.
Respecto al Niño Jesús que porta la Virgen, los autores advierten algunas diferencias estilísticas respecto a otras obras del escultor, sin descartar un retoque posterior. No obstante, encuentran paralelismos con otras tallas infantiles de Astorga, como el Buen Pastor del convento de Santo Domingo de Jerez de la Frontera o el Niño Jesús de la colegiata del Salvador de Sevilla.
Asimismo, el mismo número de Archivo Hispalense incluye un estudio de Ana Valseca Castillo sobre el Cristo de la Salud de la parroquia de San Gil de Écija, atribuido al escultor renacentista Antón Blázquez, figura poco conocida del siglo XVI. El crucificado, que desde 1614 procesiona con su hermandad, formaba parte de un antiguo calvario junto a una Virgen Dolorosa y un San Juan Evangelista, propiedad de la fábrica parroquial.
Estos trabajos contribuyen a enriquecer el conocimiento del patrimonio escultórico sevillano y a reivindicar la labor de artistas cuya producción, como la de Gabriel de Astorga o Antón Blázquez, aún está en proceso de revalorización.

