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Las imágenes que procesionarán en la Magna Pasionista de Lucena 2025

Las imágenes que procesionarán en la Magna Pasionista de Lucena 2025

Publicado el 25/08/202525/08/2025 Por CofradiasTv No hay comentarios en Las imágenes que procesionarán en la Magna Pasionista de Lucena 2025

La Procesión Magna de Lucena 2025, bajo el lema «Lucena vive la Pasión», se celebrará el sábado 27 de septiembre de 2025, con motivo del Año Jubilar concedido por la Iglesia Católica. Este evento histórico reunirá a las 18 cofradías y hermandades de pasión de Lucena, ofreciendo un recorrido conjunto que representará la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo .

Horarios y recorrido
  • Inicio de la carrera oficial: 19:00 horas en la calle Alcaide.
  • Finalización: 22:30 horas en la intersección de la calle El Peso con la calle El Agua, con la salida del último paso .

La Plaza Nueva contará con aproximadamente 1.700 asientos disponibles para el público, con un coste económico. Los recorridos partirán desde diferentes templos del municipio, incluyendo una carrera oficial debidamente acotada con vallas .

Acompañamiento musical

El cortejo será acompañado por diversas agrupaciones musicales, entre ellas:

  • Agrupación Musical Virgen de los Reyes.
  • Banda de Cornetas y Tambores Ntra. Sra. de la Victoria ‘Cigarreras’.
  • Agrupación Musical Ntro. Padre Jesús de la Redención.
  • Agrupación Musical Stmo. Cristo de la Humillación.
  • Sociedad Didáctico Musical Banda de Música.

Además, se sumarán los sones característicos del tambor y del torralbo lucentinos .

Estas son las imágenes que procesionarán en la Magna Pasionista 2025

Nuestro Padre Jesús en su Entrada Triunfal en Jerusalén (La Pollinita) – (Olot, 1928)

Conocido cariñosamente como La Pollinita, este paso representa el episodio evangélico de la entrada de Jesús en Jerusalén, aclamado por la multitud como Rey. La talla, procedente de los talleres de Olot en 1928, responde al estilo propio de las imágenes de serie catalanas de la época, con un marcado carácter popular y didáctico. Su presencia en la Semana Santa de Lucena es especialmente significativa para los más pequeños, ya que es el paso que simboliza la alegría del Domingo de Ramos y el inicio de los misterios pasionales.

Nuestro Padre Jesús en el Sagrado Lavatorio – (atr. Pedro de Mena, siglo XVII)

Esta singular imagen muestra a Cristo arrodillado en el momento en que lava los pies a sus discípulos, gesto de humildad que preludia la institución de la Eucaristía. La talla se atribuye al círculo de Pedro de Mena, uno de los grandes escultores del barroco granadino, lo que la convierte en una obra de enorme valor patrimonial. En la Semana Santa lucentina ocupa un lugar destacado al ofrecer una iconografía poco frecuente en las procesiones andaluzas, aportando un matiz catequético que enriquece el relato de la Pasión.

Nuestro Padre Jesús de la Agonía Orando en el Huerto – (Manuel Luque Bonillo, 1996)

Obra contemporánea del imaginero cordobés Manuel Luque Bonillo, esta imagen representa a Cristo en el Huerto de los Olivos, en el momento de su oración al Padre antes de ser prendido. La talla se caracteriza por su fuerza expresiva y su fidelidad a los cánones actuales de la imaginería procesional, mostrando un Cristo sereno pero profundamente humano, con el rostro cargado de dramatismo. Su acompañamiento por el ángel confortador intensifica la escena y transmite el simbolismo del sacrificio que se avecina.

Nuestro Padre Jesús de la Caridad – (Francisco Javier López del Espino, 2015)

Se trata de una de las imágenes más recientes incorporadas al patrimonio cofrade de Lucena. Realizada por Francisco Javier López del Espino, muestra a Cristo cargando con la cruz camino del Calvario. La obra combina realismo y movimiento, con un rostro que refleja el dolor contenido y la entrega misericordiosa. Su incorporación ha supuesto una renovación en la iconografía procesional de la ciudad, y ha ido ganando rápidamente devoción entre los fieles, que lo reconocen como un símbolo de amor y caridad cristiana.

Nuestro Padre Jesús de la Columna – (Pedro Roldán, 1675)

Considerada una de las grandes joyas artísticas de la Semana Santa lucentina, esta talla del maestro sevillano Pedro Roldán (1675) representa a Cristo atado a la columna en el momento de la flagelación. La elegancia barroca del modelado, la delicadeza anatómica y el equilibrio entre serenidad y sufrimiento hacen de esta imagen un referente dentro de la imaginería penitencial andaluza. Su devoción está muy arraigada en Lucena, donde cada Semana Santa es acompañado por un nutrido grupo de santeros en un cortejo multitudinario.

Santísimo Cristo de la Humillación – (Pedro Muñoz de Toro, siglo XIX)

Obra del escultor lucentino Pedro Muñoz de Toro, este Cristo crucificado responde a los cánones decimonónicos de sobriedad y clasicismo. Su rostro transmite serenidad y recogimiento, invitando a la contemplación silenciosa. Aunque no pertenece a las corrientes barrocas más expresivas, su sencillez lo convierte en una talla muy cercana a los fieles. Forma parte de un momento importante de la Pasión, evocando la entrega de Cristo en la cruz con una estética limpia y equilibrada.

Nuestro Padre Jesús de la Humildad – (atr. Pedro de Mena, siglo XVII)

Talla atribuida al entorno artístico de Pedro de Mena, representa a Jesús maniatado tras ser juzgado, en actitud de aceptación humilde de su destino. El realismo del rostro y la serenidad que transmite son propios de la escuela granadina, marcada por la espiritualidad y el dramatismo contenido. Es una de las imágenes más queridas por los lucentinos, que reconocen en ella un modelo de paciencia y mansedumbre.

Nuestro Padre Jesús de la Bondad – (Francisco Romero Zafra, 1995)

El imaginero cordobés Francisco Romero Zafra imprimió en esta talla su sello característico: un Cristo de gran belleza, rostro dulce y expresivo, cargado de humanidad. Representa a Jesús portando la cruz con gesto resignado, transmitiendo al mismo tiempo fuerza y ternura. Desde su incorporación en 1995, ha despertado un fuerte apego devocional y se ha consolidado como uno de los referentes de la Semana Santa lucentina contemporánea.

Nuestro Padre Jesús Nazareno – (anónimo, siglo XVI)

Conocido como el Señor de Lucena, es la talla más venerada de la ciudad. Realizada a mediados del siglo XVI, esta imagen anónima de escuela castellana representa a Cristo Nazareno con la cruz al hombro. Es el centro de la devoción popular lucentina y procesiona en la madrugada del Viernes Santo, arrastrando multitudes de fieles. Su antigüedad, su sobriedad y la fuerza espiritual que desprende lo convierten en un auténtico emblema de la Semana Santa de Lucena.

María Santísima del Mayor Dolor – (Antonio Castillo Lastrucci, 1959)

Obra del célebre imaginero sevillano Antonio Castillo Lastrucci, máximo exponente de la imaginería del siglo XX. La Virgen del Mayor Dolor fue bendecida en 1959 y desde entonces es una de las dolorosas más queridas de Lucena. Su rostro refleja la impronta característica de Castillo: dulzura, naturalismo y un dolor expresado con elegancia contenida. Su paso procesional, acompañado de gran solemnidad, es uno de los más esperados cada Semana Santa.

Nuestro Padre Jesús Caído – (escuela granadina, siglo XVII)

De autoría anónima y perteneciente a la escuela granadina, esta imagen representa a Cristo desplomado bajo el peso de la cruz. Es una talla cargada de dramatismo que simboliza la debilidad humana asumida por Cristo en su camino hacia el Calvario. La Hermandad de los Caídos, muy arraigada en Lucena, le rinde culto con gran fervor y ha convertido esta imagen en uno de los iconos de la devoción popular.

Nuestro Padre Jesús del Valle – (escuela granadina, siglo XIX)

Procedente del convento del Valle, esta talla del siglo XIX representa a Cristo Nazareno portando la cruz. De estilo propio de la imaginería granadina, mantiene una expresión serena y un realismo que conecta con el sentimiento popular. Es especialmente venerado en su barrio, donde constituye un referente espiritual y patrimonial.

Nuestro Padre Jesús de la Crucifixión – (Pedro Muñoz de Toro, siglo XIX)

Otro crucificado salido de las manos de Pedro Muñoz de Toro, que plasma en esta obra la serenidad del Redentor en el momento supremo de la entrega. De estilo sobrio y academicista, contrasta con el dramatismo barroco de otras tallas más antiguas, ofreciendo una visión más equilibrada y meditativa de la Pasión.

Santísimo Cristo de la Salud y Misericordia (Cristo del Silencio) – (siglo XVII)

El llamado Cristo del Silencio es una talla anónima del siglo XVII que representa a Cristo crucificado en una de las imágenes más sobrecogedoras de la Semana Santa lucentina. Su procesión en riguroso silencio, sin acompañamiento musical, intensifica el recogimiento de los fieles y lo convierte en uno de los momentos más intensos de la Semana Santa. Su expresividad y su fuerza devocional lo han consagrado como un símbolo de penitencia y espiritualidad.

Nuestra Señora de las Angustias (Virgen de Piedra) – (Blas Molner, 1800)

Obra neoclásica del valenciano Blas Molner, realizada en torno al año 1800. Conocida popularmente como la Virgen de Piedra por su apariencia pétrea y solemne, representa a la Virgen sosteniendo el cuerpo inerte de Cristo. Su monumentalidad y su particular estilo la convierten en una de las piezas más singulares de Lucena. Es además una de las advocaciones marianas más queridas, vinculada al dolor de las madres y a la devoción popular.

Santísimo Entierro de Nuestro Señor Jesucristo – (Miguel de Verdiguier, 1774)

Esta impresionante urna funeraria con Cristo Yacente fue realizada en 1774 por el escultor francés afincado en Córdoba Miguel de Verdiguier, autor de obras de gran calidad artística. La talla del Yacente, junto a la urna ricamente ornamentada, constituye uno de los conjuntos más sobresalientes de la Semana Santa lucentina. Su procesión representa el luto oficial de la Iglesia por la muerte del Redentor.

Nuestra Señora de la Soledad – (Luis Álvarez Duarte, 1988)

Dolorosa del imaginero sevillano Luis Álvarez Duarte, bendecida en 1988. Su rostro, de gran dramatismo y al mismo tiempo de delicadeza, muestra la soledad de María tras la sepultura de Cristo. Duarte imprimió en ella su sello característico, dotándola de gran fuerza expresiva y humanidad. La Virgen de la Soledad se ha convertido en una de las devociones marianas más destacadas de Lucena y en protagonista de uno de los momentos más sobrecogedores del Sábado Santo.

Nuestro Padre Jesús Resucitado – (Francisco Javier López del Espino, 2025)

La imagen de Nuestro Padre Jesús Resucitado es una obra reciente de Francisco Javier López del Espino, realizada en 2025 en madera de cedro real y policromada al óleo. Representa a Cristo glorioso de pie sobre una peana rocosa, con la cruz procesional decorada y un manto de oro fino de 24 quilates, transmitiendo un mensaje de esperanza, victoria y vida nueva. Su rostro sereno y majestuoso, acompañado de la mano derecha en gesto de bendición, refleja la solemnidad de la Resurrección y la alegría pascual.

El trono de la imagen, restaurado en 2024, está realizado en orfebrería plateada con combinaciones de plata brillo y plata envejecida. Presenta cartelas repujadas con escenas de la vida de Cristo, molduras anguladas y un relieve circular del Cordero Místico en el frontal. Cuatro ángeles en actitud gloriosa adornan las esquinas, mientras que los cuatro faroles facetados de gran tamaño completan un conjunto de estética barroca depurada que potencia la verticalidad del paso.

María Santísima de Araceli – (Talla anónima, 1562 aprox.)

La venerada María Santísima de Araceli, patrona de Lucena y del Campo Andaluz, es una talla anónima de mediados del siglo XVI que se ubica en el Real Santuario de Aras. Su historia está ligada a la tradición romana: es una réplica de la imagen de Santa María in Aracœli, considerada la más antigua de Roma y venerada por la Orden Franciscana. Su nombre proviene de la visión celestial Hæc est Ara Cæli (“Esta es el Ara del Cielo”), y en España llegó a Lucena por iniciativa de don Luis Fernández de Córdoba, II marqués de Comares, enviado de Felipe II.

Durante su traslado, la comitiva sufrió una tormenta en la Sierra de Aras, y la mula que transportaba la imagen se detuvo, interpretándose como señal divina de que la Virgen quería ser venerada allí. Se levantó un humilladero provisional el 25 de abril de 1562, y dos días después Lucena celebró la primera romería en su honor. Su cofradía se fundó en 1563, fijando la festividad el primer domingo de mayo. María Santísima de Araceli fue declarada patrona de Lucena en 1851 y alcaldesa perpetua en 1955.

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