Historias de apariciones, imágenes salvadas del fuego, escultores devotos y rumores populares conforman el rico legado legendario de las hermandades gaditanas.
Las calles de Cádiz no solo se llenan de pasos durante la Semana Santa, también se cargan de leyendas, milagros y misterios transmitidos entre generaciones de cofrades. Aunque no todas las hermandades están rodeadas de historias sobrenaturales, algunas imágenes emblemáticas sí han protagonizado relatos que se mueven entre la fe y la leyenda.
El Nazareno, Regidor Perpetuo por un milagro
La más conocida de todas es la que convirtió a Nuestro Padre Jesús Nazareno en Regidor Perpetuo de Cádiz. Según cuenta la tradición, en la madrugada del 21 al 22 de julio de 1681, en plena epidemia de peste, una monja fue testigo de cómo el Nazareno y María Magdalena bajaron de su camarín y recorrieron las calles de la ciudad hasta el Hospital Real, sanando a los enfermos habitación por habitación. Desde entonces, la imagen procesiona junto a María Magdalena, que representa al pueblo gaditano suplicante. En 2007 se celebró el 325 aniversario de este hecho milagroso.
¿Se marchará el Cristo de la Buena Muerte?
En torno al Santísimo Cristo de la Buena Muerte también se han tejido rumores, como el supuesto traslado de la imagen por parte de los padres agustinos fuera de la ciudad. La talla, propiedad de la Orden, estuvo a punto de irse a El Escorial, pero María Pemán, sobrina de José María Pemán, lo impidió. Sin embargo, el actual párroco de San Agustín, padre Julián Fernández-López Terrada, asegura que no hay planes de abandonar Cádiz, y que en caso de hacerlo, la iglesia y sus bienes pasarían al Obispado.
El Cristo también fue protagonista de un capítulo oscuro: durante la Desamortización de Mendizábal (1836) fue subastado en la Plaza de San Juan de Dios, adquirido por la familia Casanova y más tarde devuelto a San Agustín. En 1931, durante un episodio de revuelta, la talla fue retirada del altar y escondida por los cofrades, aunque al sacarla, uno de sus brazos se desprendió. Posteriormente fue restaurada.
Devociones extremas y escultores tocados por la fe
Peter Sterling, escultor de las imágenes de la Cofradía de los Afligidos, comulgaba a diario antes de tallar, lo que dio origen a la leyenda de que murió de amor por sus propias obras tras entregarlas. Sin embargo, según el investigador Ángel Mozo Polo, falleció dos años después.
El Señor de la Humildad y Paciencia también arrastra una leyenda: que fue tallado en un solo tronco. Pero José Luis Ruiz-Nieto Guerrero desmonta el mito: los ensambles visibles demuestran lo contrario.
Por su parte, Jesús Caído se cree tallado en una viga de la Iglesia del Carmen, lo que da nombre al boletín de la cofradía: La Viga.
Apodos, accidentes y rescates en tiempos de guerra
La dolorosa María Santísima de la Victoria es conocida entre los cofrades como “La Loca”, no por su aspecto, sino porque su gran paso, similar a los tronos malagueños, no podía salir desde su sede original y comenzó a hacerlo desde un terreno frente al antiguo manicomio.
En los años 50, el Señor del Mayor Dolor, de la Hermandad de la Sanidad, se vino abajo en plena procesión por la Calle Ancha. La falta de una sujeción metálica hizo que con el movimiento del paso se rompiera la espiga que lo unía a la peana. La imagen quedó tumbada, pero nunca tocó el suelo.
El Señor de la Salud y su rescate heroico
Uno de los relatos más dramáticos lo protagoniza el Señor de la Salud de la Cofradía de las Cigarreras. Durante los asaltos a iglesias en 1931 y 1936, la imagen se salvó milagrosamente gracias a la intervención del General Fernando García Veas. En 1931, la trasladó en berlina hasta su casa disfrazado de militar. En 1936, tras el incendio del convento, desmontaron la talla pieza por pieza y la rescataron a escondidas. Todo quedó registrado en los archivos de la hermandad.
¿Pagan las cofradías por refugiarse en la Catedral?
Una leyenda muy repetida en Semana Santa afirma que las hermandades deben pagar al Cabildo si se refugian en la Catedral por lluvia. Hermano mayores como Miguel Ángel Morgado (Vera-Cruz) y Francisco Hernández (Medinaceli) lo desmienten rotundamente. Aseguran que nunca se les ha exigido nada y que han sido siempre acogidos sin presiones.

