La solemnidad del Corpus Christi en Sevilla no solo destaca por la procesión del Santísimo Sacramento, sino también por la riqueza visual de sus altares efímeros y los traslados de imágenes sagradas que embellecen el recorrido. Estas prácticas, aunque muy arraigadas, han tenido a lo largo de los años un recorrido marcado por vaivenes, restricciones y decisiones clave de la autoridad eclesiástica.
Imágenes que ya forman parte de la liturgia del Corpus
Dos traslados que se han asentado en el calendario de vísperas del Corpus sevillano son los del Señor de la Sagrada Cena y la Virgen de la Hiniesta Gloriosa, que cada año se ubican en altares destacados del recorrido oficial para presenciar el paso de la Custodia. Estas salidas, aprobadas y esperadas, han adquirido carácter tradicional en la liturgia popular sevillana.
Medio siglo del traslado del Señor de los Terceros
Desde hace más de 50 años, el Señor de los Terceros se traslada hasta un altar instalado junto al Palacio Arzobispal, consolidando su presencia como parte indispensable del Corpus en el centro histórico de Sevilla.
Décadas de traslados extraordinarios
Durante las décadas de los 80 y 90, se vivieron otros traslados singulares, como el del Sagrado Decreto de la Trinidad, que fue llevado en procesión hasta la plaza del Salvador sobre el paso de la Divina Pastora de Santa Marina. Incluso llegó a protagonizar un altar elevado en el balcón principal de la antigua Caja San Fernando, en plena plaza de San Francisco.
La participación de las glorias en el siglo XXI
Con el nuevo milenio, muchas hermandades de gloria comenzaron a tener presencia activa en los altares del Corpus. Desde el año 2000 en adelante, se sumaron imágenes como:
- Pura y Limpia del Postigo (2000)
- Virgen de Araceli (2001)
- Montemayor (2002)
- Virgen de la Sierra de San Roque (2003)
- Valme de Bellavista (2004)
Estos traslados sirvieron como impulso para hermandades con poca actividad, revitalizando su papel devocional dentro del calendario de las glorias sevillanas. Aunque algunas de estas corporaciones ya no participan, como Valme de Bellavista, otras continúan activas con presencia regular.
Traslados con limitaciones y suspensiones
No todos los traslados se han desarrollado sin controversia. La autoridad eclesiástica ha tenido que intervenir en varias ocasiones para regular estas salidas. Un ejemplo relevante fue en 2013, cuando no se autorizó el traslado del Simpecado de la Asunción de Cantillana desde San Lorenzo hasta un altar en la calle Sierpes.
En contraste, en 2015 sí se permitió el traslado desde el Santo Ángel del misterio de la aparición de Cristo a Santa Teresa, conjunto escultórico de Francisco Romero Zafra, que presidió un altar en la plaza del Salvador acompañado de música.
También desde este enclave partió otra imagen de Santa Teresa del siglo XVII para presidir un altar en la avenida de la Constitución en 2022, conmemorando los 450 años de la visita de la santa a Sevilla, celebración que se repite en 2025 con una nueva salida.
Participación de entidades no religiosas
Uno de los traslados más llamativos fue el de una asociación civil, cuando en 2015 se procesionó la imagen del Cristo del Consuelo y Esperanza desde el colegio La Salle – La Purísima hasta la Cuesta del Rosario, en el marco del Corpus.
Equilibrio entre tradición y regulación
El auge de estas procesiones ha llevado a la Archidiócesis a poner límites a la proliferación de traslados, con el fin de que las vísperas del Corpus no se conviertan en una jornada paralela de procesiones que desvirtúe la centralidad del Sacramento.
En resumen, los traslados de imágenes en el Corpus de Sevilla son una tradición viva, en constante evolución, pero siempre sometida al discernimiento y autorización de la Iglesia. La devoción popular, el arte efímero y la solemnidad eucarística conviven en equilibrio para mantener el carácter único de esta fiesta mayor de la ciudad.

