El imaginero Rafael Sánchez García, madrileño afincado en Córdoba y con taller en Aguilar de la Frontera, presenta su nueva creación: una representación escultórica de Las Tentaciones de Cristo, considerada por el propio autor como la obra más personal de cuantas ha realizado hasta la fecha.
La pieza ofrece una interpretación singular de este pasaje evangélico, adoptando la modalidad iconográfica que sintetiza en una sola escena el enfrentamiento entre Cristo y el diablo, quien se muestra transformado en un personaje humano, aunque conserva rasgos demoníacos y horrendos que evidencian su naturaleza.
Una escena basada en el Evangelio de San Mateo
La iconografía se inspira en el texto bíblico de San Mateo, donde se narran las tres tentaciones de Cristo en el desierto, tras cuarenta días y cuarenta noches de oración y ayuno. En ese momento de debilidad física, el diablo intenta hacerle sucumbir mediante distintos engaños.
En la primera tentación, le invita a convertir las piedras en pan, a lo que Jesús responde: “No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca del Señor.”
Después, en lo alto del templo de Jerusalén, el demonio le insta a arrojarse al vacío para probar su divinidad, sin conseguir su propósito. Finalmente, desde un monte elevado, le ofrece todos los reinos del mundo a cambio de adoración, pero Cristo rechaza la propuesta, y los ángeles acuden entonces a asistirle.
Una lectura escultórica inédita
Sánchez García destaca que esta síntesis iconográfica ha sido abordada en la historia del arte mediante grabados, pinturas y relieves, pero nunca antes había sido interpretada escultóricamente como conjunto. Su propuesta, enmarcada en la tradición de la imaginería andaluza contemporánea, da forma a dos figuras de tamaño algo inferior al natural, talladas para vestir y policromadas, que capturan el dramatismo espiritual del momento.


