El actual arzobispo de Sevilla, José Ángel Saiz Meneses, ha marcado un cambio de rumbo en la política de cultos externos de la Archidiócesis. En apenas cuatro años de pontificado (2022-2025), ha autorizado más procesiones extraordinarias que su predecesor, Juan José Asenjo, durante los once años (2011-2021) que estuvo al frente del arzobispado hispalense.
Mientras que bajo el mandato de Asenjo se aprobaron 47 salidas extraordinarias en Sevilla capital, con Saiz Meneses la cifra asciende ya a 70 procesiones. Esto supone una frecuencia cuatro veces mayor, con una media de 13,75 salidas al año, frente a las tres anuales del periodo anterior. Si la tendencia continúa, el número de pasos extraordinarios podría superar los 190 al alcanzar los once años de pontificado.
Una nueva era de apertura cofrade
El contraste entre ambos prelados es evidente. Asenjo se caracterizó por un perfil más prudente y restrictivo, centrando las salidas en efemérides canónicas y coronaciones, mientras que Saiz Meneses ha ampliado los criterios del decreto regulador de 2015, aprobado precisamente por Asenjo. Este documento, aún vigente, establece los motivos por los que una hermandad puede solicitar una procesión extraordinaria.
Sin embargo, el 67% de las salidas autorizadas por Saiz Meneses lo han sido bajo los conceptos de “especial relevancia eclesial” o “gran interés pastoral”, una fórmula flexible que ha permitido la celebración de numerosos actos al margen de los aniversarios tradicionales.
Entre las procesiones más destacadas de estos años figuran la del Santo Entierro Grande de 2023, la del Vía Crucis de la Fe (aunque la lluvia impidió su salida en 2013), y la procesión magna de clausura del Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular, celebrada en 2024, donde participaron algunas de las mayores devociones de la ciudad.
Procesiones cada semana: una Sevilla en movimiento
El dinamismo cofrade de los últimos años ha sido notable. Durante los ejercicios de 2023 y 2024, la capital registró más de una decena de procesiones extraordinarias por año, algunas con varios pasos, y se ha llegado a contabilizar una salida semanal entre septiembre y diciembre.
Ejemplo de ello fue la procesión del Cristo de San Agustín y la Virgen del Socorro, que salieron por su participación en la exposición Sedes Hispalensis: fons pietatis organizada en la Catedral. En el mismo marco, el arzobispo impulsó la celebración del II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular, que culminó con la magna procesión en diciembre de 2024, con pasos avanzando incluso bajo la iluminación navideña.
De la austeridad al fervor continuo
El contraste con los primeros años de Asenjo es claro. Entre 2011 y 2015, la frecuencia de procesiones extraordinarias fue mínima: una por año en 2011, 2012 y 2015, y tres en 2014. A partir de 2016, coincidiendo con varias coronaciones canónicas y aniversarios parroquiales, el número aumentó ligeramente, aunque dentro de los parámetros del decreto.
Con la llegada de Saiz Meneses, la “fiebre de las procesiones” alcanzó niveles inéditos. En 2022 y 2023 se autorizaron salidas por motivos diversos, como el centenario del barrio del Cerro, los 250 años de la Virgen de las Aguas del Museo, el I Congreso Nacional de Hermandades de los Gitanos, o el 125 aniversario de la consagración de Sevilla al Sagrado Corazón.
2025 y lo que viene: un calendario imparable
El presente año también está marcado por numerosas citas extraordinarias. Entre las más relevantes se encuentran la procesión por los trescientos años de la Hermandad de la Amargura y la misión de la Esperanza de Triana por el 75 aniversario del dogma de la Asunción, ambas fuera de los parámetros del decreto, pero con justificación pastoral.
Otras hermandades, como San Gonzalo y Los Gitanos, no obtuvieron permiso para sus salidas, aunque la agenda para los próximos años ya incluye nuevas procesiones: la de la Virgen de la Divina Gracia de Padre Pío por el 25 aniversario de su parroquia, y la del Señor de San Esteban con motivo de su centenario fundacional.
Un debate abierto en el mundo cofrade
El aumento exponencial de procesiones extraordinarias ha reavivado el debate en el ámbito cofrade sevillano. Mientras algunos celebran la vitalidad y la proyección evangelizadora de las hermandades, otros advierten del riesgo de una “inflación procesional” que podría diluir la singularidad de las grandes celebraciones litúrgicas.
Lo cierto es que, bajo el mandato de Saiz Meneses, Sevilla vive una edad dorada de fervor público y actividad cofrade, con la ciudad convertida, prácticamente, en un escenario procesional continuo.


