La Hermandad de la Amargura ha anunciado que la imagen de San Juanito procesionará el próximo 24 de junio, coincidiendo con la festividad de San Juan. La decisión fue adoptada recientemente por la Junta de Gobierno de la Hermandad de San Juan de la Palma, que busca realzar la devoción hacia esta singular representación infantil del Precursor.
La talla, atribuida al escultor Francisco Dionisio de Ribas y datada en la mitad del siglo XVII, ya participó el pasado mes de mayo en la procesión eucarística extraordinaria organizada con motivo del tercer centenario de la corporación. En aquella ocasión, la imagen fue acompañada por un cortejo de niños menores de 12 años, evocando el simbolismo de la inocencia y la pureza asociados a San Juanito.
Un legado artístico y espiritual
La escultura de San Juanito, realizada en madera policromada, estofada y enriquecida con pedrería, representa al pequeño Precursor con una túnica de piel de camello adornada con detalles en pedrería. Porta una cruz y un lábaro de plata de ley, en el cual aparece inscrito el mensaje en latín «Ecce Agnus Dei» (He aquí el Cordero de Dios). La imagen adopta una actitud señalando al Cordero, una iconografía que recuerda las palabras bíblicas: «He aquí el Cordero de Dios que quita los pecados del mundo».
Forma pareja con la escultura del Niño Jesús de la misma hermandad, con la que comparte similitudes estilísticas, especialmente en el estofado y la policromía. Aunque carece de documentación que acredite su autoría, la pieza ha sido atribuida a Dionisio de Ribas por su conexión con el retablo que este artista ejecutó para el Niño Dios.
Significado litúrgico y artístico
El fundamento teológico de esta representación infantil de San Juan se encuentra en la liturgia de su natividad. En ella se destacan pasajes como: “Antes de formarte en el seno materno te conocí y antes de que salieras del vientre te santifiqué” (Jeremías 1:5), así como el Aleluya y la Comunión, donde se proclama: “Tú pequeñuelo serás profeta del Altísimo, pues irás delante del Señor para prepararle sus caminos”.
Esta figura, que representa la infancia del Precursor, es una de las muchas que proliferaron en la escuela hispalense y en otras corrientes artísticas hispanas y extranjeras, destacándose por su exquisita calidad y detalle.


