Nadie quiere hacer de malo de la película, que ya se sabe lo que gusta en estas tierras eso de matar al mensajero. Tal vez por eso el consejero de Salud no se ha atrevido este jueves a decir que la celebración de la Semana Santa en 2021 es una quimera, y ha preferido dejarlo en un más que no, que que sí.
Es decir, «es complicado», «no parece que», «no pinta en ese sentido». Cualquiera de estos noes sin rotundidad les valen a nuestros representantes públicos para evitar anunciar públicamente una realidad que muchos a pie de calle ya tienen asumida, y es que la próxima Semana Santa difícilmente podrá vivirse en la calle con normalidad. Por mucho que para la época ya hayan comenzado las vacunaciones, es imposible que una buena parte de la población esté inmunizada para entonces, y las aglomeraciones propias de una procesión se plantean como inviables. Las «proyecciones» respecto a la evolución de la seroprevalencia frente al coronavirus Covid-19 reflejan que «posiblemente» dicha tasa no sea «alta» para las fechas de la Semana Santa como para «bajar la guardia» ante la pandemia.
Estas son las palabras (sí per no, no pero sí), que ha dicho exactamente este jueves el consejero de Sanidad, Jesús Aguirre, que ha explicado además que es el parecer que se está trasladando a los responsables implicados, de cara a que pueda hacer sus previsiones. De este modo, no se prevé que para las fechas en las que las hermandades tienen que echarse a la calle, contemos aún con una inmunidad de grupo que permita hacerlo con seguridad. Por lo tanto, y aunque no sabemos quién será el responsable público que se atreva a salir y decirlo sin ambigüedades ni paños calientes, ustedes mejor vayan haciéndose el cuerpo.