Llevamos ya un año y medio (y lo que queda) sufriendo esta nauseabunda pandemia. Las esperanzas puestas en la vacunación masiva y la mejora de la situación hace unos meses parece que se han esfumado estas semanas con la llegada de la ¿quinta? ola, que nos ha dado un zasca en toda la boca y nos ha devuelto a la cruda realidad: esto parece que no va a ser tan fácil ni tan rápido como quisiéramos.
Lo que sí que podemos confirmar es que a día de hoy ha surgido un nuevo ejemplar de cofrade. Un capillita especialista en pandemias; un cofrade pandémico, podríamos decir. El politólogo de los cofrades. Todos los españoles llevamos dentro un político y un entrenador de fútbol. Pero este tipo de hermano suma a sus conocimientos como capataz y hermano mayor (típicos en cualquier cofrade), la sapiencia de un epidemiólogo experimentado.
Este prototipo (como dicen erróneamente en First Dates) sienta sus bases en las redes sociales donde publican mil y un gráficos y muchos muchos datos diarios (siempre arrimando el ascua a su sardina, claro). Conoce hasta el último rincón donde puede que saquen alguna imagen a la calle. Está al tanto de las decisiones que toman todas las diócesis para contrastarlas con la suya. Y, por supuesto, compara cualquier tipo de evento social con una procesión, indignándose con la permisividad de unos y la cerrazón de otros.
Sin embargo, esas enormes ganas de sacar los pasos a la calle de nuestro cofrade pandémico se contraponen con su negativa a adaptar las procesiones a esta nueva situación, porque, según él (o ella), si se sale tiene que ser como siempre. Pues estamos aviaos. Ya lo ha dicho varias veces en pocos días el nuevo delegado de hermandades: si queremos procesiones ya, no van a ser como las de antes.
Y esto al cofrade (o cofrada, como dirían en algún Ministerio) no le entra en la cabeza. Él está más centrado en quejarse de que no hayan salido los Cármenes en julio o que no lo vaya a hacer la Santísima Virgen del Mar en agosto. Está como loco por ver si al final viene a Almería Tres Caídas en septiembre. Pobretico.