Horarios e Itinerarios de la Procesión del Corpus Christi de la Magdalena en Sevilla el 02 de Junio del 2024
Itinerario: San Pablo, Bailén, San Eloy, San Roque, Rafael Calvo, Plaza del Museo, Alfonso XII, Plaza del Museo, Miguel de Carvajal, Bailén, Pedro del Toro, Gravina, Canalejas, Cristo del Calvario y San Pablo
Horario: Salida a las 9:30 y entrada en el templo a las 12:30.
Capataces: Paso de la Inmaculada: Rafael Aguilar de Jódar. Paso de la Custodia: Antonio Santiago Muñoz.
El primer paso del cortejo procesional es el del Dulce Nombre de Jesús, de la Hermandad de la Quinta Angustia, al que acompaña la banda de música del Maestro Tejera.
La Real Hermandad Sacramental de Santa María Magdalena forma parte del grupo de cofradías eucarísticas históricas que fueran fundadas por doña Teresa Enríquez, la “Loca del Sacramento”, a raíz de su estancia en Sevilla en 1511. Documentada fehacientemente su existencia desde la tercera década del siglo XVI, su primera regla no sería aprobada hasta el 16 de mayo de 1575 por el provisor del arzobispado hispalense Valdecañas y Arellano. Desde su fundación radica en la parroquia de Santa María Magdalena; primero, y hasta su demolición en 1811 durante la Invasión Francesa, en el antiguo templo gótico-mudéjar que se encontraba en la actual Plaza de la Magdalena. Allí tenía capilla en propiedad, situada en la cabecera de la nave del Evangelio, la cual permutaría por la de Santa Ana en 1666. Parece ser que ni la fábrica parroquial ni la hermandad perdieron la titularidad de sus respectivas capillas, pues según el testimonio ofrecido por Félix González de León en 1844, que alcanzó a conocer en pie el derruido inmueble, la cofradía volvió después a su primitiva ubicación. Con la mudanza de la parroquia al vecino templo del exclaustrado convento dominico de San Pablo el Real, también se produjo el traslado de la Hermandad Sacramental, ocupando primeramente la capilla de los pies de la nave del Evangelio y más tarde, hasta la actualidad, la espaciosa capilla que había sido de la Hermandad de Nuestra Señora del Rosario, abierta a la nave de la Epístola, convertida desde entonces en Sagrario parroquial.
Tal como Francisco de Ariño recoge en sus Sucesos de Sevilla de 1592 a 1604, la Hermandad Sacramental de la Magdalena organizó en 1595 con gran fastuosidad la procesión solemne del Santísimo Sacramento, realizándose esta con gran participación de la feligresía, que adornó profusamente las calles de la collación.
En 1669, un fervoroso hermano, el capitán Miguel Beltrán de Benavides, donó a la corporación una
talla barroca de la Inmaculada que había traído del virreinato de Nueva España, y que es desde esas fechas
imagen titular de la corporación. Además, legó distintas mandas testamentarias, entre ellas una dotación
para la función de la Purísima. La hermandad, agradecida, continúa dedicando en sufragio de su alma la
anual Función Principal de Instituto.
La Sacramental de la Magdalena continuó viviendo un extraordinario florecimiento a lo largo del siglo XVIII, estando entre las corporaciones eucarísticas que entonces poseían mayores recursos económicos; prueba de ello es que era de las pocas hermandades que contaban con una silla de manos para transportar al sacerdote que llevaba el Viático. En 1759 suscribe una concordia general con otro buen número de hermandades sacramentales, por la cual, si un cofrade fallecía en la feligresía de otra, esta costearía su entierro. Son aprobadas nuevas Reglas por el Real Consejo de Castilla el 29 de marzo de 1798, lo que supone la primera modificación de las primitivas Constituciones de la Hermandad desde su aprobación. Según Justino Matute, tras unos años de suspensión de la procesión eucarística, esta vuelve a realizarse en 1887, con “numerosa y lucidísima la comitiva, con gran júbilo de su feligresía”. En 1973 se regulariza su salida procesional con la configuración actual, que ya ha seguido verificándose sin interrupción hasta la fecha, en la mañana del domingo de la festividad del Corpus Christi.
En definitiva, se trata de una de las pocas hermandades sacramentales históricas que permanece sin fusionarse con ninguna otra cofradía de penitencia o gloria, manteniendo intacto su carisma institucional desde que fuera fundada a comienzos del siglo XVI. El Monumento eucarístico que se encarga de instalar en el crucero de la parroquia de Santa María Magdalena para la celebración del Triduo Sacro es digno de ser admirado por su monumentalidad y la singularidad e importancia artística de los elementos que lo componen.
La Hermandad Sacramental de la Magdalena conserva un valioso tesoro artístico. En el terreno escultórico despunta la ya mencionada escultura en madera policromada de la Inmaculada, de procedencia mexicana, donada en 1669 por el capitán Miguel Beltrán de Benavides, que se expone en el manifestador del retablo mayor parroquial. Otra pequeña talla sedente del papa San Clemente se encuentra firmada por Francisco Antonio Gijón. Digno de reseñarse es el altar dedicado a las ánimas benditas del purgatorio, situado en la nave del evangelio, y cuyo lienzo está atribuido al pintor Vicente Alanís en torno a 1769.
La custodia procesional constituye la joya más sobresaliente del patrimonio artístico de la hermandad. Fue comenzada a labrar en 1678 por el platero Diego de León, continuando con su ejecución Cristóbal Sánchez de la Rosa, rematándola Juan Laureano de Pina entre 1683 y 1692. La peana se añadió en 1790, habiendo cincelada por Blas Amat, autor también del espléndido sagrario de plata de la capilla sacramental y de los cuatro faroles de pie. Como obras más recientes de orfebrería destaca el conjunto de piezas realizadas por Fernando Cruz Suárez, como los faroles de mano en 1953, la cruz de guía –menos el asta, que es del siglo XVIII– en 1954, el juego de ciriales en 1955 o las pértigas del Santísimo y de la Inmaculada, en 1956 y 1958, respectivamente. Entre las obras bordadas destaca el paño mortuorio de mediados del siglo XVIII, pasado a terciopelo carmesí, y el conjunto fechado en 1799 que forman el palio rico y el guión sacramental. De confección más reciente es el simpecado sacramental, bordado en los talleres del convento de Santa Isabel en 1957, salvo la custodia central, que es de factura dieciochesca.