Tal y como apuntó en ABC Paco Vélez, se está madurando el gran acto de acción de gracias por el final de la pandemia… si es que llega. El Consejo, por indicación de la Mitra asume esa tarea para evitar que cada uno quiera hacer de su capa un sayo ya que había anhelos en la Macarena o en la calle Pureza. ¿Y qué modelo de acto? Ahí está la piedra angular de la cuestión.
La resultante de esa maduración no puede ser otra cosa que una procesión magna o extraordinaria ya que no tendría sentido que el Consejo organizara la salida de una sola imagen. ¿Y qué procesión magna? Es muy contemporáneo establecer criterios objetivos y ya suenan por ahí algunos tan descabellados como el de hacerlo con las vírgenes coronadas que son algo así como 25, lo cual más que una magna generaría una mega procesión. El mejor de los criterios es ser fiel a la finalidad del acto y a la costumbre de Sevilla. Las procesiones del Cardenal Segura marcaron una época; la Misión de Bueno Monreal también. Puede que unificando estos dos criterios se llegue a un formato «sostenible» que pueda pasar la historia; un formato en el que puedan tener cabida tanto las imágenes de Jesús como la de María en sus advocaciones dolorosas y gloriosas, rematado todo por la Patrona. Esto o un Santo Entierro Grande si en 2022 todo vuelve a lo que era. Aquí hay tema para echar el verano.