Las cinco teorías sobre el origen del nombre de la Macarena

 Hace 425 años se fundó una hermandad de gloria en el convento de San Basilio. Los monjes invitaron a los hermanos a que la Virgen a la que daban culto llevara por advocación «de la Esperanza». Sin embargo, ya fuera la primitiva o la actual imagen, el pueblo la bautizó con el nombre del barrio. Así hasta que en el siglo XX la corporación, cuatro siglos después, decidiera añadirle el apellido oficialmente: Esperanza Macarena. 

Al igual que el gran enigma de la autoría de la Virgen, sobre el que circulan teorías muy diversas -la última apunta a Juan de Mesa-, el origen de la etimología término Macarena no ha puesto de acuerdo nunca a los historiadores. Todas las hipótesis guardan algo en común: el nombre es anterior al proceso de ocupación que originó la trama urbana del barrio. Así, existen cinco planteamientos diferentes en función a las distintas épocas de dominio histórico que ha pasado la ciudad: la fenicia, la griega, la latina, la paleocristiana o la almohade. Y es, sólo a partir de aquí, cuando se empieza a tener las primeras certezas de la existencia del nombre: la puerta norte de la muralla de la Isbiliya musulmana llevaba por nombre «Bab–al-Makrin». 

La teoría fenicia

La primera hipótesis, siguiendo el orden cronológico, es la que afirma que el nombre de Macarena tiene un origen autóctono de la época fenicia, relacionado con un territorio amplio: el «camino de los macarenos» y el Cerro Macareno, en La Rinconada. Éste último se trata de un yacimiento del siglo VIII a. C., habitado primero por los Tartessos, a quienes se le reconocen como los primeros que ocuparon la actual ciudad de Sevilla. Teniendo en cuenta que la zona de la Macarena es la más septentrional de la urbe, no es de extrañar que fuera el lugar donde comenzaba o terminaba ese «camino de los macarenos» que conectaba el actual barrio de la Macarena con el cerro del mismo nombre en La Rinconada. Y, a partir de ahí, el vocablo actual fue evolucionando por el griesgo, el latín, el árabe y, finalmente, el castellano.

La teoría griega

Sevilla siempre ha reconocido a Hércules como su fundador. Más allá de la mitología clásica o la base histórica que tenga la leyenda, el hijo de Zeus tuvo una hija llamada Macarisuena, a la que el latín simplificó como Macaria. El nombre de esta zona de la ciudad, entonces, sería la cristalización de la leyenda descrita en la placa ubicada en el otro extremo de la antigua Sevilla, en la Puerta de Jerez: «Hércules me edificó,/ Julio César me cercó/ de muros y torres altas/ y el rey santo me ganó/ con Garci Pérez de Vargas».

La Macarena por Serrano a principios del siglo XX / SERRANO

La teoría latina

Otra hipótesis muy extendida, sin base documental alguna, es que el nombre de Macarena proviene de un lugar extramuros en la zona norte de Híspalis. Allí, un patricio llamado Macarius poseía una villa que acabaría fijando la etimología del barrio. El término se castellanizó y, añadiéndole el topónimo «-ena» (Mairena, Gerena, Marchena…), de Macario pasó a denominarse «Macarena».

La teoría paleocristiana

La cuarta de las teorías es la relacionada con la primera época cristiana de Sevilla y una santa muy venerada por los basilios: Santa Macrina. Este planteamiento es el que ha cobrado más fuerza en los últimos años no sólo porque todas las piezas del puzzle encajan sino porque existió una imagen de aquella santa en San Gil cuyos grafismos encajaban con los de la Virgen de la Esperanza.

El historiador Julio Mayo estableció en ABC la siguiente hipótesis: la hermandad se creó en 1595 en el convento de la calle Relator dedicado a San Basilio. Éste, a su vez, fue fundado dos años antes por un comerciante griego llamado Nicolao Triarchi, que escogió la ubicación de forma intencionada ya que la toponimia rural de los campos de esta zona de Sevilla debía su nombre a una santa de la Iglesia Oriental llamada Macrina, el mismo nombre de la abuela y la hermana de San Basilio. Es decir, debió existir algún centro religioso dedicado a esta santa. Y, por asimilación fonética, de Macrina pasó a sonar y escribirse «Macarena». 

Además de la certeza histórica de que cercano a esta zona de Sevilla existió en la época paleocristiana un cordel con el nombre de Santa Macrina, se da la circunstancia de que junto a la Virgen de la Esperanza estuvo en San Basilio y en San Gil una imagen de Santa Macrina que pudo influir en la estética de la dolorosa. La hermandad de la Macarena dejó el convento en 1653. Posteriormente, en 1868, el monasterio se cerró y al poco tiempo la escultura de la santa llegó a San Gil, uniendo de nuevo sus caminos.

La imagen de Santa Macrina fue destruida en 1936, pero perduran unas fotografías del Laboratorio de Arte de la Universidad de Sevilla. Los historiadores ven rasgos similares entre ambas imágenes. Unos ven la mano de Roldán o de su discípulo Cristóbal Pérez. La reciente atribución de Juan Manuel Miñarro a Juan de Mesa tampoco iría desencaminada si se tienen en cuenta las fechas. El escultor que transformó a la Macarena de una Virgen de gloria a una dolorosa pudo ser el mismo que el de Santa Macrina o inspirarse en ésta. Mesa murió en 1627, por lo que conoció a la hermandad en el convento de San Basilio.

Colegio de San Basilio

La teoría almohade

La última de la hipótesis, por orden cronológico, y la más apoyada por los historiadores en las últimas décadas es la que determina que el nombre de Macarena proviene del árabe. Durante la época almohade, vivía junto a la muralla una infanta mora o un moro que respondía al nombre de Macarea. Así lo describió en 1587 el escritor Alonso Morgado en su «Historia de Sevilla»: «Que la Puerta de la Macarena tomó su nombre de un Moro principal llamado Macarena, por quanto salía él por esta Puerta a una su heredad media legua de Sevilla, donde hasta oy permanece una Torrezilla llamada Macarena del nombre deste Moro, que la edificó en aquella su pertenencia. Y por la misma razón se llama oy también Collado de la Cabeça de Macarena, en el camino de la Rinconada, pueblo de aquel tiempo una legua de Sevilla».

En este «camino de los macarenos» citado anteriormente, se corrobora que en la antigua Isbiliya existía el «qaryat Maqrana» (la alquería de Macarena), situada junto al itinerario llamado «Mamarr al-Sabila» (la vía de los viajeros), de la que formaba parte una torre fortificada. Aquella alquería se situaba en la actual Huerta de la Torrecilla, junto al cementerio de San Fernando.

Macarisuena, Macarius, Macrina, Macarea, Maqrana… La paradoja es de tal calibre que el origen de la nomenclatura del barrio y del apellido de la Virgen se podría remontar hasta diez siglos antes de que naciera Cristo. Como reza la sevillana: «Tu nombre qué bien me suena». Macarena

abc

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